De la presentación en Tribunales a un operativo de la Policía Federal en su edificio. Cristina Kirchner estuvo en el centro de la escena.
El foco de atención se corrió hacia Claudio Uberti, ex director ejecutivo del Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi) y allegado a Julio De Vido, quien se entregó a la Justicia y pidió ser imputado colaborador en la causa de los cuadernos.
La expresidenta presentó tres escritos, en los que pidió la nulidad del caso, negó los cargos en su contra y denunció «persecución judicial». Además, exigió que Mauricio Macri y Daniel Angelici también sean citados a declarar.
Además, en uno de los escritos, cuestionó que Bonadio esté al frente de la investigación y consideró que las actuaciones deben ser remitidas al juez federal Julián Ercolini, que la investigó y envió a juicio en la causa por corrupción en la obra pública.
«De manera deliberada, Bonadio armó un nuevo expediente mellizo para imputarme otra vez como jefa de una presunta asociación ilícita. Resulta inconcebible que Bonadio, colocándose nuevamente el traje de juez enemigo, me fabrique una nueva causa en la que se me imputa otra vez la conducta de asociación ilícita», afirmó la Senadora Nacional.
Más tarde se conoció que Claudio Uberti se había entregado tras haber estado prófugo desde el viernes. Llegó a las oficinas del fiscal Carlos Stornelli junto con su nuevo abogado y enseguida dio a conocer su intención: sumarse al pelotón de arrepentidos.
Sin embargo, esa no sería la única sorpresa que tendría la causa en el día. A las 18.45, una camioneta de la Policía Federal llegó al departamento de Cristina, en Recoleta, y comenzó un operativo en el edificio.
Mientras tanto, otro chofer rompía el silencio. Se trata de quien trabajó durante un tiempo junto a José María Olazagasti, exsecretario de Julio De Vido, y quien le reveló al senador Roberto Costa que movió valijas con dinero de una base militar a pedido de los funcionarios mencionados.
Según comentó el legislador en TN Central, el chofer aseguró que Olazagasti «se movía con una valija negra con dólares» y «recorría hoteles». Además, detalló que varias veces fueron al convento en el que José López intentó resguardar 9 millones de dólares que había llevado en un par de bolsos.
El hombre que manejaba el auto en el que viajaba Olazagasti le dijo a Costa que le ofrecieron 500 mil dólares por su silencio, se los dejaron varios días en su auto pero él no los aceptó y renunció.
En la presentación que el senador confirmó que hará este martes en el juzgado de Claudio Bonadio, se remarca que el exfuncionario K tenía a su disposición una flota de 100 autos del ministerio y remises tercerizados a través de una empresa de San Fernando.
La causa, lejos de apagarse con el final del día, siguió dando novedades hasta el último minuto.