Los efectos de la pandemia en la salud mental

Por Jesica Corredera- Licenciada en Psicología

«Que el miedo no nos haga callar, que el horror no nos deshumanice”, Mónica Chama, Psicoanalista.

Se afirma que la salud es el estado de bienestar físico, mental y social, esto no se refiere únicamente a la ausencia de enfermedades, sino que es la base fundamental para que los individuos puedan disfrutar de una vida plena y satisfactoria, dentro de este concepto hay que considerar también a la salud mental.


Los problemas de salud mental no sólo traen consecuencias negativas al individuo que los sufre, sino también a la comunidad. En este sentido, la pandemia de COVID-19 ha afectado no solo a la salud de las personas, sino también a sus objetivos, su dinámica familiar, su rol laboral y su estabilidad económica, constituye una crisis global sin precedentes que ha ejercido un impacto sobre la salud mental a través de múltiples mecanismos de forma simultánea, produciendo graves consecuencias.

Estamos atravesando lo que podría denominarse como un estado de duelo “global” que tiñe de dolor, tristeza e incertidumbre todos los estratos sociales, el objetivo es evitar el contagio del pánico, aunque no desconocer el miedo que todos compartimos ante un enemigo invisible como lo es un virus.

En épocas de la peste como la que estamos viviendo, la posibilidad de transformar la catástrofe en un cambio, habilita la perspectiva de la esperanza, pero no es tarea sencilla ya que trae aparejado previamente un doloroso proceso de elaboración de duelos difícil de sobrellevar e integrar.

Esta apocalíptica pandemia de coronavirus nos pone frente a nuestra vulnerabilidad que se hace presente con el miedo, hacemos apenas lo que podemos, casi en un estado de supervivencia. Tomamos decisiones y experimentamos de forma cotidiana vivencias sobre las cuales no tenemos ningún tipo de certeza. No hay satisfacción en el presente, surgen dudas ante toda decisión que podamos tomar y para adelante hay inseguridad.

El estado en el que nos encuentra esta segunda ola es de mucho agotamiento emocional y cognitivo, y de incertidumbre frente al futuro vinculado al trabajo, los ingresos, la salud y el temor ante la posibilidad de contagiarse. Tener que decidir todo el tiempo en esa ecuación genera agotamiento emocional y confusión respecto de cuál es el mal menor.

A pesar de ésto, es muy importante mantener y fortalecer los lazos sociales, los vínculos que nos unen a los otros. Debemos como sociedad aprender a cuidarnos y respetarnos entre nosotros, desarrollando la empatía. Para que en el futuro nos quede una sociedad mejor, más comprometida y comprensiva.