La agroecología promueve el cuidado de los suelos, el mejoramiento de la calidad de los alimentos, la producción de cercanía y el precio justo.
La soberanía alimentaria tiene que ver con que cada pueblo pueda elegir qué comer, cuándo producirlo y para quién. En la medida que tengamos suelos sanos, autónomos, que nos dan alimentos diversos y de cercanía, prescindiremos de insumos externos, entonces se va a reducir la dependencia de actores externos para garantizar nuestra alimentación.
Se podría caracterizar a la agroecología de tres maneras: como una práctica productiva, como un movimiento social y como una ciencia, una forma particular de elaborar el conocimiento.
La agroecología en tanto práctica productiva no solo involucra prescindir del uso de agroquímicos para la producción, sino también pone en juego una mirada sobre la complejidad del sistema de producción que permite poner en valor sus componentes, no se piensa la siembra como un solo cultivo sino como un conjunto de cultivos. La salud del cultivo se piensa a partir de la salud del suelo y un suelo sano es un suelo que tiene mucha vida.

En tanto movimiento social la agroecología expresa la necesidad de alimentos en cuyos procesos productivos, de transporte y de comercialización no haya explotación de ningún tipo: no solo del ambiente sino de las personas. Apunta al respeto de los derechos laborales, al intercambio justo entre productores y consumidores.
La agroecología también se refiere a cómo se produce el conocimiento que requiere la práctica. Este conocimiento se construye a partir del diálogo de saberes: ahí es donde se promueven las relaciones sociales justas, porque no se considera que hay personas que saben y otras que no, sino que todas saben distintas cosas y lo importante es establecer procesos de aprendizaje donde se materialice todo eso.
En ese diálogo se invita a participar a todas las personas y ahí se va a construyendo una mayor justicia en relación al enfoque de género, porque la mujer también es invitada a la reflexión y a la toma de decisiones. En el ámbito rural la mujer está atravesada por cuestiones vinculadas a la problemática de género, entre ellas el hecho de que no participa de los momentos donde se toman las decisiones productivas. Trabaja en el campo, pero su trabajo es invisibilizado como ‘una ayuda’, de esta manera es desvalorizado, ‘ella ayuda con las cabras’; ‘ella ayuda con la huerta’.
La agroecología apunta a empezar a revisar cómo reactivamos todos los ciclos que tiene la naturaleza, para recuperar la fertilidad natural que se da por los procesos vitales y que se suprime por el uso de fertilizantes, permitiendo lograr la sinergia entre diferentes elementos de la naturaleza y la eficiencia en el uso de los recursos.

Teniendo en cuentan la resiliencia de las personas, las comunidades y los ecosistemas, es decir, la posibilidad de éstos de recuperarse de perturbaciones como plagas o enfermedades; la reivindicación de valores humanos y sociales, de las tradiciones alimentarias, como así también la gobernanza responsable hacia los productores y el sostenimiento de la economía solidaria.
Fuente: biodiversidadla.org
Por Robert Lizárrag