La conclusión de parte de varias organizaciones ambientales es contundente, la tierra hace un llamado de urgencia a todos los que la habitamos y nos dice que la crisis actual no es lo peor que puede ocurrir.
Esto que pasa actualmente es lo que mal llamamos desarrollo, el abuso de los recursos naturales y la explotación desmedida de las especies animales para satisfacer la demanda alimentaria mundial; una alimentación basada en prácticas tóxicas y poco sanas que desconocen las semillas nativas y las prácticas sostenibles de los campesinos, son el reflejo de un modelo de desarrollo insostenible y muy perjudicial.
La globalización del sistema alimentario ha sido uno de los generadores de la crisis climática y la devastación de gran parte de los ecosistemas, mediante la imposición de modelos productivos basados en la agricultura industrial, en mega granjas de animales, en la degradación de los suelos, las fuentes hídricas, la contaminación ambiental, así como la producción de alimentos transgénicos y con agroquímicos.
Los sistemas alimentarios globalizados e industrializados han tenido un apetito ilimitado para colonizar la tierra, los bosques, destruir y manipular animales y plantas, sin respetar su integridad y su salud, estas formas de producción han profundizado el cambio climático, desplazando de sus territorios a múltiples pueblos indígenas y campesinos.
Las personan que trabajan, aman, conocen y protegen la tierra, basan su producción en la protección de selvas y reservas de agua sin necesidad de rejas o ejércitos que las custodien, de sistemas alternativos de transporte, de redes comunitarias que apoyen la soberanía alimentaria, en una economía solidaria.
Nuestro planeta está en grave peligro y si no hacemos algo rápido, los efectos de la contaminación pueden acelerarse mucho más y tener consecuencias muy graves. Sabemos que está afectando al suelo, al agua y al aire, por ello debemos dejar aquellas prácticas que están dañando al planeta que tanto nos brinda.
Para salvar la Tierra debemos de colaborar todos y no solo algunos, para así poder legar una mejor calidad de vida a nuestros descendientes, al compartir nuestros conocimientos con los demás podemos concientizar a la gente para que cambie su modalidad de vivir y lograr que más personas se sume a esta causa, usando nuestra creatividad.
Tal vez no podamos reforestar un bosque completo o construir una planta de energía solar, pero basta con usar un vaso con agua cada vez que nos cepillemos los dientes o plantar un árbol, inclusive desconectando los electrodomésticos cuando no los usemos, así podríamos contribuir con el medio ambiente, haciendo cosas pequeñas se pueden lograr grandes cambios.
Por Robert Lizárraga.
Fuente: Biodiversidad en Latinoamérica
