Por qué el Gobierno cree que la elección de La Pampa es la más importante del país

Si Juntos por el Cambio retiene los votos de su interna se quedaría con los dos senadores y Cristina tendría más problemas para llegar al quórum. El Frente de Todos espera repetir la remontada del 2017.

Los 280 mil electores habilitados a votar en La Pampa, menos del 1% del padrón nacional, podrían el 14 de noviembre definir el destino de Cristina Kirchner en el Senado en los próximos dos años y, por ende, de buena parte de la suerte de Alberto Fernández.

Es que si Juntos por el Cambio retiene los votos de las cinco listas que compitieron en septiembre le arrebatará los dos senadores al PJ por primera vez, un resultado que no formaba parte de ninguno de los muestreos que arribó en los últimos meses a las oficinas de la vicepresidenta, encargada de seguir de cerca las ocho provincias que renuevan sus tres representantes en la cámara alta. En 2017 el peronismo revirtió un resultado similar y si bien el contexto varió, en la Rosada creen que la hazaña puede repetirse.  

Cristina necesita a los aliados de Río Negro y Misiones para sostener el quórum.

Si en noviembre se repitieran los resultados en cada una de las ocho provincias con senadores en juego, Cristina tendrá sólo 35 votos propios desde diciembre, a dos de una mayoría propia, que podría alcanzar con ayuda de sus habituales aliados de Misiones y Río Negro. 

De sumar un voto más, la vice no podría ostentar quórum con el Frente de Todos pero al menos no quedaría como rehén de esa dupla de partidos provinciales. Un control pleno del recinto no es poca cosa: le permite manejar el nombramiento de jueces, embajadores y militares, además de frenar cualquier ley que no le interese. 

Si Juntos retiene los votos que cosecharon las cinco listas de esa fuerza en las primarias, por primera vez en la historia la oposición le arrebataría al peronismo de La Pampa los dos senadores de la provincia. Un resultado que aleja a Cristina del quórum en el Senado.

Para alcanzar esa situación la mira del Gobierno está puesta en La Pampa, donde los diez puntos de diferencia entre Juntos y el Frente de Todos sorprendieron a todos. Tal es así que recién quince días antes de las elecciones, los referentes de la oposición pampeana que competían tuvieron en sus manos encuestas que anticipaban ese final. Después llegó al mismo pronóstico un sondeo de la consultora CB, que también presagiaba una caía del oficialismo en Tucumán, que no ocurrió. 

En el resto de las elecciones a senadores no hay demasiada ilusión del oficialismo en revertir las derrotas. En Chubut hay quienes sueñan con sumar al electorado ausente y presionan al gobernador Mariano Arcioni para bajar su lista, pero no tienen tan claro si los favorecería. 

En Santa Fe, Marcelo Lewandowski quedó 10 puntos debajo de la suma de las cuatro listas de Juntos, pero no le será fácil remontarlo. Y en Córdoba la banca de minoría que pelea Carlos Caserio quedó casi descartada. 

El foco es La Pampa y se sustenta en un antecedente: en 2017 el peronismo también quedó 10 puntos abajo en las primarias, pero en la general lo remontó y ganó por unas décimas. Claro que en Juntos recuerdan que en esos días no tenía fisuras y estaba al mando del gobernador Carlos Verna e intendentes que le respondían sin chistar. 

Antes de las elecciones, La Pampa era todo armonía en la mesa chica del Frente de Todos, a tal punto que fue la primera provincia en la que se anunció una lista unificada para el Senado, con un acuerdo entre el gobernador Sergio Ziliotto y Cristina. La integraron el ministro de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos, Daniel Pablo Bensusán y María Luz Alonso, secretaria administrativa del Senado y mano derecha de la vice. 

En La Pampa coinciden que la elección está abierta, el peronismo puede robarle a Juntos los 10.500 mil votos que necesita, pero no le será tan fácil porque precisa crecer en General Pico, la segunda ciudad en importancia después de la capital Santa Rosa e identificada con el campo.

La nómina de diputados la encabezó  Varinia «Lichy» Marín, hija de Rubén, histórico líder del peronismo pampeano que fue cuatro veces gobernador de la provincia. Fue la última en confirmar su candidatura y el 12 de septiembre aventajó por 300 votos a Bensusán. En estos días de pases de factura todo cuenta. 

Las fuentes consultadas en ambos frentes coinciden en que la elección está abierta, el peronismo puede robarle a Juntos los 10.500 mil votos  que necesita, pero no le será tan fácil porque precisa crecer en General Pico, la segunda ciudad en importancia después de la capital Santa Rosa e identificada con el campo.

Verna nació allí y la intendenta peronista Fernanda Alonso no evitó una paliza de Juntos en las primarias, que de repetirse en noviembre sería decisiva. «La dirigencia histórica del peronismo no acepta a La Cámpora, que tiene al intendente de Santa Rosa pero no pesa en el resto de la provincia. Y eso no pasaba en 2017», explicaron a LPO desde el comando de campaña de Juntos.

Las fuentes recordaron que Daniel Lovera, el senador cuyo mandato vence en diciembre, representa el voto perdido de General Pico. En Juntos por el Cambio reconocen que se beneficiaron con el respaldo inicial de Ziliotto a la suspensión de las exportaciones de carne, una medida que explica en parte de la estrepitosa caída del Frente de Todos en zonas rurales.

Fuente La Política Online