Los cuerpos de los escaladores fallecidos en la Cordillera de los Andes llegarán este lunes a territorio argentino.
Un equipo médico de Chile le realizará este domingo la autopsia a los cuerpos del guía de montaña Ignacio «Nacho» Lucero, del intendente de General San Martín, Raúl Espir y del escribano Sergio Berardo.
Al día siguiente, por la tarde, un avión saldrá desde Chile con los cuerpos de Espir y de Berardo hacia la capital pampeana.
Según se informó oficialmente, el Gobierno de La Pampa autorizó una compra directa por $10.845.000,00 para llevar a cabo para la repatriación de los restos de Espir y Berardo.
«Para esta importante misión, el Gobierno eligió a Baires Fly, una empresa con destacada trayectoria y experiencia en vuelos privados de este tipo. Baires Fly, que opera en Argentina desde 1996, es reconocida por poseer la mayor flota de aviones privados del país y por su amplia experiencia en traslados aéreos de pasajeros, carga y emergencias sanitarias», detallaron desde Casa de Gobierno.
Los cuerpos de los pampeanos serán trasladados en uno de los aviones de esta empresa, que también tiene un historial significativo en el transporte de cargas.
Las tareas estuvieron a cargo del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de Carabineros de Chile quienes trasladaron los cadáveres al punto base de Lo Valdés, ubicado a 1800 metros en el Cajón del Maipo. Además, se conoció el último mensaje emitido por Lucero mientras intentaba ascender al volcán Marmolejo.
Tras una búsqueda intensiva, que comenzó el 29 de noviembre, los cuerpos fueron localizados por el equipo de GOPE. La confirmación del trágico desenlace se dio después de que el último registro de GPS indicara su posición el 1 de diciembre y de la observación aérea de un campamento a más de 4.000 metros de altura. El proceso de recuperación de los cuerpos está actualmente en marcha.
La pareja de Lucero, María Fernanda Martínez Thierry, reveló un texto enviado por él momentos antes de su muerte: “Estoy emprendiendo mi viaje”. Este habría sido su último contacto, interpretado por ella como una despedida, según consignó Clarín.
La noticia de la muerte de los dos andinistas pampeanos y del guía mendocino que los acompañaba, en el cerro Marmolejo, ubicado en la Cordillera de los Andes, fue devastador para los guías y al equipo de rescate que trabaja en la temporada en el Aconcagua.
El Marmolejo mide 6.108 metros sobre el nivel del mar. Es un estrato volcán ubicado en la cordillera de los Andes, en el límite internacional entre Chile y Argentina y vecino al municipio de Tunuyán, en la región del Valle de Uco de Mendoza.
Vale aclarar que el guía mendocino tenía experiencia en excursiones de alta montaña, con 45 ascensos al Aconcagua. Un dato: nunca había escalado el Marmolejo.
La expedición partió del complejo Los Penitentes, con un recorrido que incluye pasar por un glaciar de tres kilómetros (1.86 millas) con grietas. Expertos recordaron que la zona se caracteriza por sus potentísimas tormentas y vientos de más de 80 km/h (50 mph).
La compañera de Lucero, acompañada por familiares y amigos, aguarda la recuperación de los cuerpos y anhela que su pareja descansase en el cementerio del Aconcagua, honrando su amada profesión.
Los esfuerzos de búsqueda concluyeron con el hallazgo de los cuerpos, localizados a unos 50 metros de distancia entre sí en el camino de descenso del Cerro Marmolejo. Aunque no se conocía el estado de salud en el momento del rescate, las esperanzas de que los montañistas estuviesen con vida eran escasas.
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La pasión por el montañismo llevó a estas personas a enfrentar desafíos extremos, como evidencia el historial de uno de los fallecidos, quien superó un infarto y un ACV en la cima del monte Manaslu en Nepal.
Su determinación le permitió seguir escalando y, con la ayuda de su perro Oro, certificado como “mascota de asistencia”, escaló en varias ocasiones el Aconcagua, entre otros picos significativos.
Las tragedias en el montañismo, pese a los riesgos conocidos, siguen provocando conmoción en la comunidad y reiteran el respeto que estas alturas imponen.
Este evento reciente conmovió no solo a las familias y seres queridos de los andinistas, sino también a los escaladores en Argentina y Chile, reforzando la necesidad de contínua precaución y preparación en este tipo de expediciones.