Cada 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, una instancia para reflexionar sobre el impacto del ser humano en el planeta y la biodiversidad, este año enmarcado en el contexto deuna pandemia, de cuarentenas a raíz de un virus que, hasta ahora, apunta su origen al consumo de animales silvestres. Un confinamiento que nos ha dejado postales que nunca hemos visto.
Esta conmemoración invita a la reflexión, a pensar y repensar las acciones que, como sociedad, podemos adoptar en favor de lograr una armónica relación entre nuestra forma de vida y el equilibrio del medioambiente.
En 2020 el lema es la biodiversidad como motivo de preocupación tanto urgente como existencial, ya que hay una estrecha relación entre la existencia humana y la biodiversidad, siendo esta última la que sustenta la vida en el planeta Tierra. Todo funciona en cadena, si un elemento falla, la cadena se destruye y eso trae consecuencias negativas para la vida.
La pandemia de COVID se puede relacionar con la pérdida de biodiversidad y de hábitats. Las enfermedades que se transmiten desde los animales a las personas tienden a aumentar a medida que los seres humanos quitamos hábitat a la biodiversidad y alteramos el equilibrio de los ecosistemas.
La biodiversidad es la base que sustenta toda la vida en la tierra y debajo del agua, tiene relación con todos los aspectos de la salud humana. Proporciona agua y aire limpios, alimentos nutritivos, conocimiento científico y fuentes de medicamentos, resistencia a enfermedades naturales y mitigación del cambio climático.
La educación juega un rol fundamental para que los profesionales y ciudadanos comprendan la complejidad de la situación actual. Es el momento de trabajar interdisciplinariamente con todos los actores de la sociedad, promoviendo un accionar centrado en principios y valores para el bien común.
La aparición del Coronavirus ha puesto en evidencia que cuando destruimos la biodiversidad destruimos el sistema que sustenta la vida humana.
La deforestación, la invasión de hábitats de vida silvestre, la agricultura intensiva y la aceleración del cambio climático han alterado el delicado equilibrio de la naturaleza. Si continuamos en este camino, la pérdida de biodiversidad tendrá graves consecuencias para la humanidad, incluido el colapso de los sistemas alimentarios y de salud.
Por tanto, los esfuerzos del Día Mundial del Medio Ambiente se centran en motivar a las personas y comunidades para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y en el cambio de actitud hacia temas ambientales.
Y por ello, se invita a las personas a pensar en la forma en la que consumen. A las empresas a desarrollar modelos más ecológicos. A los gobiernos a proteger las zonas salvajes. A los profesores, a educar en valores naturales. Y a los jóvenes a alzar la voz por el futuro del planeta. Es una tarea que requiere del compromiso de todos nosotros.
Por: Robert Lizárraga
Fuente: www.un.org
