Se debilitan las monedas emergentes y le puede pegar al peso. El riesgo país volvió a trepar por encima de los 920 puntos.
La guerra comercial entre EEUU y China se agravó en los últimos días y el impacto sobre los mercados también. En la Argentina los efectos también empiezan a notarse, sobre todo en las variables financieras: los bonos volvieron a debilitarse (generando una suba del riesgo país hasta los 922 puntos) y las acciones aflojaron luego del repunte de las últimas semanas.
El dólar, sin embargo, quedó al margen de este deterioro y subió apenas 16 centavos respecto al cierre anterior, llevando el tipo de cambio minorista otra vez arriba de los $46. Las liquidaciones de los exportadores cerealeros son claves en esta época del año: se estima estima que están vendiendo unos USD 130 millones diarios en promedio, contra apenas USD 70 millones del mes anterior.
Wall Street sufrió ayer una caída superior al 1%, pero al mismo tiempo también subieron los bonos norteamericanos. Esto produjo una baja de la tasa de interés a 10 años, que venía de la zona de 2,5% hasta 2,3%. La lectura de este movimiento es que los inversores buscan refugio en activos muy seguros y líquidos ante el temor de que se agrave la guerra comercial. ¿Puede adelantar esta baja de tasas una próxima recesión en Estados Unidos? Es por lo menos prematuro llegar a una conclusión de esas características.
Mientras los inversores esperan con ansiedad la primera encuesta que mida a la fórmula Fernández-Fernández, el equipo económico se mantiene alerta por el agravamiento de la crisis entre Estados Unidos y China, por el impacto en el riesgo país y el dólar
Las noticias que llegan del exterior no son buenas para los mercados en Argentina y por ende tampoco para la economía. La suba del riesgo país no es tan relevante ahora porque la Argentina ya tiene quien la financie en el corto plazo, es decir el FMI. Pero está latente que en algún momento esa presión vendedora también le pegue al tipo de cambio, como ya sucedió en otros momentos.
Para el Gobierno es una nueva señal de alerta, que se suma a las complicaciones ya existen en el frente interno. La incertidumbre electoral se encuentra a pleno y seguirá impactando en los precios de los activos argentinos. Mientras tanto, los inversores esperan con ansiedad la primera encuesta relevante que mida la intención de voto en la flamante fórmula kirchnerista, Fernández-Fernández. Si llegara a estar por encima del 40%, lo que permitiría al binomio ganar en primera vuelta, la reacción de los mercados podría volverse muy negativa.
El equipo económico también monitorea el frente externo con atención. La prioridad absoluta sigue siendo que el dólar no se dispare y en las últimas cuatro semanas consiguieron la «paz cambiaria». Todo cambió luego del anuncio del BCRA, que recuperó la capacidad de intervención en el mercado cambiario. Por ahora, sin embargo, no precisó utilizarla.
Si el contexto internacional se agrava, también la estabilidad cambiaria corre peligro. De hecho, el dólar tocó máximos en las últimas horas contra una canasta de monedas, mientras que las monedas emergentes se debilitaron. Esta vez, el peso acompañó la depreciación que sufrió el resto, pero nada más.