Aaron Anselmino, el pampeano que debutó en la primera de Boca, de visita en Larroudé por el Día del Padre

Aaron Anselmino, el pampeano, oriundo de Bernardo Larroudé que recientemente sorprendió al mundo futbolístico nacional con un debut «perfecto» en la Primera División de Boca Juniors, llegó a La Pampa para celebrar el día del padre junto a su familia.

El marcador central oriundo de Bernardo Larroudé llegó a la capital de su provincia como uno más. Sus 45 minutos jugados ante Lanús la semana pasada ya lo pusieron en las primeras planas, pero al menos por ahora puede transitar con la misma tranquilidad con la que se crió en su pueblo.

«Es muy lindo el reconocimiento; estoy muy contento por el cariño de la gente», agrega el defensor en una breve charla con La Chueca a la salida del aeropuerto, mientras su padre y otros familiares lo esperan pasa subirse al auto que los llevará hasta su Larroudé natal.

«Me dieron el domingo libre por el Día del Padre, me dijeron que viaje a disfrutar con la familia, que lo merecía, y que el lunes me reincorpore a los entrenamientos», cuenta Anselmino, que hoy pasará la jornada con lo suyos y por la noche regresará a Capital Federal para darle continuidad a su sueño profesional.

Gran debut

Anselmino debutó el sábado pasado en la máxima divisional del fútbol argentino con la camiseta del Xeneize, al ingresar en el segundo tiempo del partido que los dirigidos por Jorge Almirón igualaron 1 a 1 en La Bombonera ante Lanús.

En ese complemento, el pibe brilló con quites, cortes, pases y salidas limpias, lo que le valió una ovación de todo el estadio, el mote de «la nueva joya de Boca» y una reflexión elogiosa de su entrenador: «Jugó como si tuviera 200 partidos», destacó Almirón en la conferencia de prensa posterior.

Ayer, luego de su primera semana como jugador de elite, el juvenil formado desde que era un niño en la cantera xeneize volvió a sus pagos, feliz por su momento y con los pies sobre la tierra porque, asegura, «esto recién empieza».

«Me pasó todo muy rápido. Se dio todo casi en el mismo momento; subir a Primera, el debut y firmar contrato (el mismo sábado, antes del partido, selló su primer vínculo profesional hasta 2027). Y por suerte se dio todo muy bien», rubrica Aaron en su llegada a Santa Rosa.

«Igualmente estoy tranquilo; la verdad es que siento que lo hice bien y eso significa que las cosas buenas van a venir», agrega el larroudense, de pocas palabras, pero con total predisposición para la charla.

Y ante la consulta sobre su inolvidable debut, el pampeano reconoce que fue aún más maravilloso de lo que sospechó durante sus largos años como jugador de inferiores: «La verdad es que el debut fue mejor de lo que imaginé. Siempre dije que mi sueño era debutar, pero debutar de esa manera lo hizo mucho mejor».

Lo que viene

Anselmino fue construyendo su sueño de Primera desde los 8 años, cuando sus papás Damián y Nilda lo acompañaron para sumarse por primera vez a las filas de Boca, que lo había reclutado luego de un torneo relámpago organizado por Atlético Rafaela.

A ese certamen rafaelino, llamado «Sueño Celeste», el pibe surgido de Larroudé Foot Ball Club fue como refuerzo de Sportivo Realicó, y llamó la atención de los cazatalentos xeneizes por su porte y capacidad. Diego Mazzilli fue quien contactó a sus familiares y a partir de ahí comenzó su historia con la azul y oro.

En esos primeros años, el pibe pampeano (que jugaba como mediocampista) viajaba los jueves a Buenos Aires, se quedaba en la casa de un familiar, entrenaba, jugaba los fines de semana en la Liga Metropolitana y luego volvía a Larroudé para continuar con sus estudios.

Cuando tenía 12 años le hicieron un lugar en la pensión y se unió definitivamente a Boca, para iniciar desde adentro el camino hacia el sueño del debut. En las formativas terminó de consolidarse como marcador central y comenzó a destacarse división por división, hasta consolidarse en la Reserva.

Lo que vino después es lo que está viviendo en estos días, con la firma del contrato, el debut y los primeros reconocimientos, tanto de la gente como desde el seno del plantel superior. «Mis compañeros me felicitaron, me dijeron que siga así, que esto recién era el principio y que no me quede con esto porque lo mejor está por venir», cuenta con sinceridad Aaron.

«Tranquilo, voy a festejar con mi viejo y con mi familia, seguramente vaya al club un rato y nada más», enumera sobre su domingo, que se cortará temprano porque por la noche regresará a Buenos Aires para estar disponible en el entrenamiento de mañana, otra vez a las órdenes de Jorge Almirón.

«No hablé nada sobre lo que vendrá después. Por ahora sigo entrenando con ellos (los de Primera) y espero continuar ahí, pero si me toca jugar en Reserva nuevamente voy a tratar de hacerlo de la mejor manera para seguir creciendo», confía el defensor, al que se lo comparó con su compañero Nicolás Figal.

«Sí, escuché las comparaciones y me pone muy feliz porque es un jugadorazo. Es un referente mío y las veces que hemos entrenado juntos trato escucharlo para aprender. Es un orgullo», cierra Anselmino, la nueva joya de Boca que, de visita en La Pampa, intenta pasar desapercibido como cuando era un niño y soñaba con llegar a lo que es hoy.