La Casa Rosada considera que el candidato del Frente Renovador quedó en una posición de debilidad estratégica a pocos días del cierre de las listas electorales.
El gobierno de Mauricio Macri considera que Sergio Massa se perdió en su propio laberinto político al proponer una coalición amplia que no descarta acuerdos programáticos con sus actuales socios de Alternativa Federal y distribución de cargos electivos con sus históricos enemigos representados por Cristina Kirchner en la fórmula presidencial que encabeza Alberto Fernández.
Alternativa Federal vs Unidad Ciudadana
En Balcarce 50, a la hora del té, Massa estaba en todos los canales de noticias: parecía una cadena nacional. El líder del Frente Renovador, en la Convención Nacional del Frente Renovador, había logrado la unanimidad de los delegados del Frente Renovador para iniciar negociaciones o «empujar» una coalición de partidos con la finalidad electoral de derrotar a Macri en los comicios generales.
En Casa Rosada, antes del discurso de Massa, se especulaba con dos variables antagónicas. Su regresó al kirchnerismo suave conducido en las formas por Fernández (Alberto) o la ratificación de su pertenencia a Alternativa Federal.
El ex ministro de Néstor Kirchner sorprendió al Presidente y su gabinete cuando no mencionó las dos variables previstas y a la vez aseguró que su objetivo era un gran acuerdo nacional con todas las fuerzas de la oposición.
Para los ministros más cercanos a Macri, la propuesta de Massa encierra una contradicción en sí misma. Si acuerda con Fernández y Fernández, no podrá aportar a Alternativa Federal. Y si continúa en Alternativa Federal, es imposible que pueda sumar al binomio Alberto-Cristina.
En este contexto, ya es casi imposible que Massa diseñe una coalición amplia y federal, porque sus eventuales socios se repelen mutuamente. Ni Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto cruzarán para apoyar a Fernández y Fernández, ni el ex ministro y la ex presidente aceptarán compartir espacios de poder con los dos gobernadores y el senador que, en los últimos años, se han mostrado más críticos de la administración pública ejecutada por Cristina.
Vidal, pieza clave
Pero el laberinto no termina en la intersección de Unidad Ciudadana y Alternativa Federal. Continúa hacia adentro del despacho que María Eugenia Vidal ocupa en la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Massa cree que Vidal puede ser su aliada para enfrentar a Macri junto al resto de sus socios de Alternativa Federal.
Es decir, el candidato a presidente del Frente Renovador, nombrado ayer por los delegados que dieron quórum en la convención partidaria, evalúa como posible que la gobernadora bonaerense traicione a Macri para acopiar votos a favor de Massa, que en todos sus discursos convierte al jefe de Estado en un blanco móvil.
«María Eugenia no haría nada para cagar a Mauricio», dijo lacónico un funcionario del PRO que vive a la sombra de Macri. La respuesta sirvió para enterrar otra de las hipótesis de Massa: un eventual acuerdo con la gobernadora al margen de la estrategia electoral que comparten Macri, Marcos Peña y Jaime Durán Barba.
Junto a la negativa de Macri de considerar un pacto proselitista con Massa a través de Vidal, el candidato opositor enfrenta una situación compleja para encontrar un punto de acuerdo con Fernández y Fernández. Alberto aseguró que su fórmula con Cristina es inalterable y que su correlato en Buenos Aires –Kicillof-Magario– posee idéntica estabilidad política.
Eso significa que Massa carece de espacio en la órbita Fernández, porque ya fueron ocupados los cuatro casilleros más poderosos de la estructura institucional de la Argentina. «No tiene adonde ir, con excepción de Alternativa Federal, que lo quiere para la política, pero no lo ama en la vida cotidiana», chicaneó un miembro del gabinete nacional.
El Gobierno considera que la propuesta explicitada ayer por Massa puso en jaque perpetuo a Alternativa Federal. Jamás lo confesarían en público, pero Macri y su equipo electoral apuestan a que Schiaretti, Massa, Urtubey y Pichetto continúen abroquelados para condicionar las chances proselitistas de CFK.
Y después de la primera vuelta, si se confirman todas las tendencias exhibidas en los sondeos de opinión, Balcarce 50 tiene previsto iniciar una negociación secreta para lograr que Schiaretti, Urtubey y Pichetto respalden a Macri en el balotaje.
Massa no estaría incluido en este toma y daca: el Presidente asume que en una eventual balotaje, su ex socio político votaría a favor de Alberto y Cristina.
El balotaje está previsto para el 27 noviembre, un día que aún está lejano y se presenta como incierto e histórico.
Fuente: Infobae