Dolor por la muerte de Alberto Cortez, el poeta de Rancul que le cantó a las simples cosas

Una gran consternación generó en su Rancul natal y en todo el país, la noticia del fallecimiento del cantautor Alberto Cortez a los 79 años. Se encontraba internado en Madrid y había cancelado sus conciertos.

 El músico argentino vivía en España y había sido internado de urgencia el miércoles pasado en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, en Móstoles, a las afueras de Madrid.

El artista de 79 años tenía alrededor de 40 discos en su haber. Se encontraba internado en Madrid y había cancelado sus conciertos.

Alberto Cortez a lo largo de su vida le cantó a esas cosas que, de tan simples y cotidianas, se vuelven profundas y sentidas.

Le cantó al amor, pero también a la amistad, a la nostalgia, al desarraigo, a la ausencia.

José Alberto García Gallo, tal su nombre verdadero, nació en Rancul, donde vivió su niñez. A los seis años una maestra le enseñó a tocar el piano y a los 12 compuso su ópera prima: «Un cigarrillo, la lluvia y tú». «Mi madre pensó que yo era Mozart», solía bromear.

Una ciudad más grande lo recibió para los estudios secundarios: San Rafael, en la provincia de Mendoza.

Allí conoció la música de Los Chalchaleros, a quienes siempre definió como grandes inspiradores, y los fines de semana daba sus primeros pasos profesionales cantando con la Orquesta Arizona.

Cuando terminó la secundaria, como tantos jóvenes del Interior viajó a Buenos Aires para estudiar Derecho. La bohemia de la noche porteña lo atrapó mucho más que los códigos y las leyes.

 Con el nombre artístico de Alberto Cortez empezó a cantar en peñas y piringundines, y en un viaje a Santiago del Estero conoció al célebre armoniquista Hugo Díaz, que lo escuchó cantando folclore y le propuso acompañarlo a una aventura.

El intérprete de temas como «Cuando un amigo se va», «En un rincón del alma», «Callejero», «Mi árbol y yo», «A partir de mañana», «Te llegará una rosa», «Castillos en el aire», “No soy de aquí ni soy de allá” y «El abuelo», entre tantos otros, quedará en la memoria y en el corazón de todos, como el cantor de las simples cosas.

Además su imagen permanece en el ingreso a Rancul, como si todo un pueblo con el corazón hinchado de orgullo, quisiera gritar al viajero, «éste es el pueblo donde nació y vivió sus primeros años Alberto Cortez».