En medio de los incendios en el Amazonas, el presidente brasileño comenzó a desplegar su discurso de odio contra minorías indígenas y ONG ambientalistas para degradar su legitmidad y hacer pasar proyectos productivos que depredarán el pulmón del mundo.
El Amazonas arde más de dos semanas y la mayor parte del tiempo ante el silencio de las autoridades brasileñas y los principales medios del gigante latinoamericano. Sin embargo cuando la tragedia no pudo esconderse más la reacción del presidente Jair Bolsonaro dejó en evidencia la polémica posición que mantiene sobre la conservación del pulmón del mundo y comenzó a desplegar una campaña de odio para hacer pasar sus devastadores planes para el Amazonas.
Así lo reveló este jueves Open Democracy que tuvo acceso a documentos internos del gobierno de Bolsonaro que demuestran que el mandatario está comenzando a desplegar un plan para echar por tierra los planes de conservación y avanzar en la explotación del Amazonas.
Las diapositivas del PowerPoint al que accedió Open Democracy muestran que el gobierno de Bolsonaro pretende instalar el discurso de odio para disminuir el poder de las minorías que viven en la región y hacer pasar de esa manera proyectos depredadores que podrían tener un impacto ambiental devastador para el Amazonas.
El Gobierno tiene como una de sus prioridades habitar la región amazónica para evitar la implementación de proyectos multilaterales de protección forestal, específicamente el proyecto llamado «Triple A» (Andes, Amazonas, Atlántico).
Este proyecto es un corredor ecológico con 135 millones de hectáreas de bosque tropical y uniría los Andes con el Atlántico pasando por el Amazonas. En una de estas diapositivas se habla de «implementar el Calha Norte sobre la cuenca del Amazonas e integrarlo al resto del territorio nacional». Para ello, —continúa el documento—, «hay que construir la hidroeléctrica del Río Trombetas, el puente de Órbidos sobre el río Amazonas y la carretera BR 163 hasta la frontera con Surinam». Que se llegue a habitar la región se contrapone con los proyectos de conservación del pulmón verde.
En febrero de este año, los ministros Gustavo Bebianno (Secretaría General de la Presidencia), Ricardo Salles (Medio Ambiente) y Damares Alves (Mujer, Familia y Derechos Humanos) viajaron a Tiriós (Pará) para discutir con líderes locales la construcción de un puente sobre el Río Amazonas en la ciudad de Óbidos, una hidroeléctrica en Oriximiná y la extensión de la carretera BR-163 hasta la frontera de Surinam.
Durante la reunión, los ministros usaron una presentación PowerPoint que detallaba los trabajos anunciados por el Gobierno de Bolsonaro para la región que no dejan lugar para la interpretación. En la proyección, está claro que habitar la región amazónica es importante para que no se puedan desarrollar proyectos de preservación.
La estrategia, antes de que se desarrollen los proyectos predatorios, empieza con el discurso. El discurso de odio de Bolsonaro contra las ONG ambientalistas y los pueblos originarios. Incluso acusó a las ONG de estar detrás los incendios.
Brasil tuvo 72 mil brotes de incendios sólo este año, la mitad de los cuales ocurren en el Amazonas. El Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe) informó que sus datos satelitales mostraron un aumento de 84%de los focos en comparación con el mismo periodo de 2018.
Atacar a Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s) es parte de la estrategia del Gobierno de Bolsonaro para el Amazonas. Según otra diapositiva de la presentación gubernamental, existe actualmente una campaña globalista que «relativiza la Soberanía Nacional en la Cuenca Amazónica», usando una combinación de presión internacional y también de lo que denomina «opresión psicológica» tanto externa como interna.
Esa campaña moviliza a ONG´s ambientalistas e indigenistas, además de los medios, para ejercer presiones diplomáticas y económicas. Implica también a las minorías indígenas para que actúen con el apoyo de instituciones públicas a nivel federal, estatal y municipal. El resultado de este movimiento, aseguran en la presentación, restringe «la libertad de acción del Gobierno».
Por eso no sorprende que la respuesta de Bolsonaro a los incendios se presente en forma de un ataque a las ONG.
Parte de la estrategia del Gobierno de desarmar esa campaña internacional es devaluar la relevancia y las voces de las minorías que viven en la región y transformarlas en enemigos. Entre las tácticas citadas en el documento está la de redefinir los paradigmas del indigenismo y ambientalismo a través de las lentes del liberalismo y conservadurismo basadas en las teorías realistas.
Fuente: Minuto 1