La Organización Mundial de la Salud (OMS) fue concluyente hoy al afirmar, según un estudio de expertos independientes, que la pandemia de COVID-19 que ya mató a más de 3.3 millones de personas en todo el mundo, pudo haberse evitado.
El informe fue difundido hoy en la sede de la entidad en Ginebra, Suiza, y definieron al brote de coronavirus como el «Chernobyl del siglo XXI«, en relación a la catástrofe nuclear de fines del siglo pasado.
«La situación en la que nos encontramos hoy podría haberse evitado, porque hubo una gran cantidad de fracasos, lagunas y retrasos en la preparación y la respuesta ante la enfermedad permitieron que se convirtiera en una crisis humana catastrófica«, dijo una de las copresidentas del panel, Ellen Johnson Sirleaf.
Según afirmó el presidente de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el grupo independiente de investigación, conformado por trece expertos, pasó los últimos ocho meses examinando la propagación de la pandemia y las medidas tomadas por el organismo sanitario y los países para enfrentarla.
La principal de las críticas se la lleva la Organización Mundial de la Salud, así como Europa y Estados Unidos, por perder un tiempo precioso antes de declarar la emergencia sanitaria internacional.
El Panel Independiente ha encontrado eslabones débiles en todos los puntos de la cadena de prevención y respuesta. La preparación fue inconsistente y con fondos insuficientes. El sistema de alerta era demasiado lento y demasiado modesto», dice el panel tras realizar cientos de entrevistas en los últimos 8 meses.
«La Organización Mundial de la Salud tenía poco poder. El liderazgo político global estuvo ausente», se lee en el documento.
Para los expertos, el daño económico más allá de las pérdidas humanas, es incalculable y a estas alturas parece claro que la respuesta ha exacerbado las desigualdades.
El panel, que copresiden la exmandataria de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y la exprimera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, cree que se dio «un cóctel tóxico» de vacilaciones y mala coordinación que hizo que las señales de advertencia no fueran atendidas.
Pero los expertos también señala que las instituciones «fallaron en proteger a las personas» y que los líderes que negaron los argumentos científicos erosionaron la confianza pública en las medidas sanitarias.
Las primeras respuestas al brote detectado en Wuhan, China en diciembre de 2019 «carecieron de urgencia».
«Febrero fue un mes perdido en el que muchos más países podrían haber adoptado medidas serias para contener la propagación del SARS-CoV-2″, dijo el panel.
En tanto, para evitar que se repita esta situación, el informe propone la creación de un Consejo Mundial de Lucha contra las Amenazas Sanitarias y llama a los países ricos a proporcionar, de aquí a 2022, unas 2.000 millones de dosis de vacunas -al menos 1.000 millones de ellas antes de septiembre- para poner fin a la propagación de la COVID-19.