El líder del Partido Nacional juró este domingo arropado por los cinco partidos de su alianza. Su mandato pone fin a 15 años del Frente Amplio en el poder. “»Hay que recordar que somos inquilinos transitorios del poder», afirmó.
“Yo, Luis Lacalle Pou, me comprometo por mi honor a desempeñar lealmente el cargo y a guardar y defender la Constitución de la República”, dijo emocionado el nuevo presidente Uruguayo. Quien le tomó juramento fue José Mujica, presidente provisional del Senado.
Emocionado, luego del juramento, el flamante presidente resaltó el haber llegado al Gobierno a través de una coalición y del trabajo de distintos sector. “Hay que recordar que somos inquilinos transitorios del poder”, aseguró Lacalle Pou quien, además, recordó que los gobernantes están para “servir” a la gente.
En materia de política exterior, aseguró que trabajará para fortalecer el Mercosur. “Hay que fortalecer la región, el Mercosur, y al mismo tiempo lograr flexibilizar el bloque para que cada socio pueda avanzar en acuerdos bilaterales con otros países”, dijo. Además, remarcó la importancia de llevar a buen puerrto el acuerdo Mercosur- Unión Europea: “Deben cumpluirse los procesos comenzados con la UE. No debe importar el signo político de cada uno de los miembros del Mercosur, para afianzar nuestro bloque debemos de dejarlos de lado”.
Aseguró que tiene un compromiso de ser austero. “Impulsaremos una verdadera regla fiscal y crearemos la agencia de evaluación y monitoreo de finanzas públicas”. “El déficit fiscal de nuestro país es el más alto de los últimos años. El ciudadano ya ha hecho el esfuerzo. Este gobierno tiene un compromiso de manejarse de manera austera. Cuidaremos cada peso de los contribuyentes”.
Además, afirmó que es inminente una reforma de la seguridad social. “El gobierno saliente definió su urgencia pero no la acción, pero nos comprometemos a la brevedad de convocar a todos los partidos, a la sociedad civil y a los técnicos, para hacer del sistema uno sostenible”.
Lacalle Pou también adelantó que habrá cambios en materia penal y prometió apoyo a la Policía: “Vamos a cuidar a los que nos cuidan”. Porque, aseguró, que no está dispuesto a ceder ante la delincuencia y el narcotráfico.
El nuevo presidente también aseguró que habrá cambios en “la gobernanza de la educación”, para que cada alumno consiga superar debilidades preexistentes. “Todo esto se llevará adelante con el irrestricto respeto de la autonomía de los docentes”, prometió.
Lacalle Pou finalizó su discurso con un “viva la patria”. Intercambió una señal de pulgar para arriba con su padre, quien le devolvió un guiño y otro pulgar para arriba.
El líder del Partido Nacional pone fin a quince años de gobiernos del Frente Amplio (FA), gracias a una “coalición multicolor”. Lacalle Pou, del Partido Nacional, ganó la Torre Ejecutiva en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 24 de noviembre aupado por los cinco partidos de su “coalición multicolor”, remontando así la derrota sufrida en la primera ronda del 27 de octubre, en la que se impuso Daniel Martínez, del Frente Amplio.
Los tres lustros del FA, uno con Mujica (2010-2015) y dos con Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020), han estado marcados por las conquistas sociales. La pobreza ha pasado del 40 al 8 por ciento, se legalizó el matrimonio homosexual y la adopción por parejas del mismo sexo, así como la producción, la venta y el consumo de la marihuana, una medida pionera a nivel mundial.
Ahora, la coalición izquierdista, que aúna desde ex guerrilleros tupamaros como Mujica a democristianos, tendrá que transitar a la oposición, a donde ha llegado por el desgaste natural y las promesas incumplidas –coinciden los analistas políticos–, y encontrar un nuevo líder para esta etapa.
Una ceremonia llena de muestras de cariño espontáneas y mucho calor
Banderas celestes con un dibujo de un gaucho que grita viva la patria, chicos con porras celestes, gorros y globos entre otras cosas fue el decorado que preparo el pueblo uruguayo para festejar el cambio de mandato.
La familia Lacalle es muy natural, aseguran las personas cercanas al presidente. Y así se lo pudo ver en todo momento, desde que salió de su casa en Lomas de la Tahona donde un grupo de vecinos lo espero y se tomo el tiempo para saludar a todos y sacarse fotos. La Primera Dama también tuvo un trato cariñoso con la gente que realmente estaba muy emocionada.
Jinetes de todas partes de Uruguay llegaron a la Plaza Independencia para acompañarlo en su asunción. Una promesa colectiva que reúne a más de 3.000 caballos, el 90% es gente del campo que juró que si la situación del país cambiaba, ellos iban a estar presentes en la asunción.
El calor fue tan sofocante, hubo picos de 30 grados, que hasta los jinetes tuvieron que rociar con agua a los caballos. Los integrantes de las Delegaciones Internacionales buscaron sombra durante todo el día mientras esperaban en la plaza que llegara el presidente que recorrió junto a su compañera, Beatriz Argimón, algunas calles cercanas a la plaza.
Se trasladaron en el famoso auto conocido como la “cachila de Herrera” que llevo a Luis Alberto Lacalle Herrera, el 1 de marzo de 1990. “Vamos Luis”, “viva Lacalle”, “vamo, arriba Uruguay”, coreó lo gente sin parar mientras el auto que llevaba al presidente pasaba por los jinetes de diferentes departamentos del país que se posicionaron por todo el camino. Esta movida fue promovida de boca en boca y a través de las redes sociales por el sector agropecuario, muy vinculado al nuevo gobierno.
Luego del desfile, ya en la Plaza de la Independencia, se produjo uno d elos momentos más significativos de la jornada: el traspaso de la banda presidencial que Tabaré Vazquez le entrego a Lacalle. Este elemento fue confeccionado a medida de cada presidente y tiene bordada a mano con hilo de oro las iniciales de la República Oriental del Uruguay. Se escucharon de fondo Las bocinas, las cornetas y los cánticos de la gente en los círculos concéntricos de la Plaza Independencia durante toda la ceremonia protocolar. Lacalle y Vázquez intercambiaron un afectuoso saludo no bien se vieron y caminaron del brazo hacia el escenario donde se produjo el traspaso y se firmaron las actas oficiales.
Ya con la banda puesta, el presidente agradeció a “todos los paisanos que salieron de tierra adentro” y los escoltaron. En todo momento se lo escuchó emocionado e hizo hincapié en cómo todo el cariño de la gente significa para él más responsabilidad en sus hombros. Aseguró que la coalición va a dejar lo mejor en estos cinco años y también agradeció a las delegaciones extranjeras por acompañarlo. Por último aseguró que mañana arranca un gobierno que va hacer la tarea y “si las cosas no salen, la responsabilidad va a ser del presidente de la república”.
Desafíos
La ventaja de Uruguay ante este cambio histórico, según ‘Americas Quarterly’, es que “el nivel de polarización es bajo”, por lo que “aunque haya graves desacuerdos no deberían llevar a las políticas divisivas que se han visto en otras partes de la región y del mundo”.
Al margen de las pugnas intestinas, los principales retos de Lacalle Pou serán el impulso económico, atajar la creciente criminalidad y atraer el talento y el dinero extranjeros, algo en lo que ‘a priori’ habría consenso entre los socios de Gobierno, de acuerdo con ‘Americas Quarterly’.
Uruguay ha crecido a una media anual del 4,3 por ciento, pero al mismo tiempo ha acumulado un déficit fiscal del 4,8 por ciento, el más alto en 30 años, por lo que será uno de los campos de batalla de Lacalle Pou, que también se propone adelgazar el Estado ahorrando 900 millones de dólares y liberalizar el sector energético.
En términos sociales, cada vez más uruguayos están preocupados por la inseguridad ciudadana. En 2018, la criminalidad se disparó un 46 por ciento, con 414 homicidios frente a los 283 de 2017, lo que hizo de este tema uno de los ejes de la campaña electoral.
El que será ministro de Interior, el senador ‘nacional’ Fernando Larrañaga, aboga por una política de ‘mano dura’. Promovió el referéndum de 2014 para reducir a los 16 años la edad mínima de responsabilidad penal y otro en 2019 sobre el plan ‘Vivir sin Miedo’, con el que pretendía crear una Guardia Nacional y la cadena perpetua revisable. En ambos ganó el ‘no’.
Lacalle Pou no apoyó el plan ‘Vivir sin Miedo’, si bien el hecho de que haya repescado a Larrañaga para su Ejecutivo podría anticipar una política similar. «Un reducción de la criminalidad podría ser una forma de retener el apoyo, incluso si otras áreas de gobierno no tienen resultados significativos», señala ‘Americas Quarterly’, que recuerda la popularidad de presidentes como Jair Bolsonaro en Brasil o Nayib Bukele en El Salvador que han apostado por este enfoque.
Por último, el presidente electo ha avanzado que intentará convertir a Uruguay en un imán para extranjeros con talento y dinero. En concreto, persigue a 100.000 argentinos que pretende seducir con ventajas fiscales y facilidades a la residencia. El ex presidente José Mujica ya le ha afeado la idea: “En vez de traer 100.000 cagadores argentinos, preocupémonos de que los nuestros inviertan acá”.
Fuente: Infobae