En el día del médico rural, Ziliotto recordó al doctor René Favaloro

El gobernador Sergio Ziliotto destacó la figura del doctor René Favaloro en el día del médico rural.

 «Es un honor para La Pampa haber contado con un médico rural como el Dr. René Favaloro, en su figura homenajeamos a todas y todos estos profesionales que, con su esfuerzo y sacrificio cotidiano, cuidan y salvan vidas», destacó el mandatario pampeano.

René Gerónimo Favaloro fue un inventor, educador y cardiocirujano argentino, reconocido mundialmente por haber desarrollado el bypass coronario con empleo de arteri​a mamaria interna.

Estudió medicina en la Universidad Nacional de La Plata, donde se doctoró. Una vez recibido, previo paso por el Hospital Policlínico, se mudó a Jacinto Arauz para reemplazar por un tiempo al médico local, quien tenía problemas de salud.​

A su vez, leía bibliografía médica actualizada y empezó a tener interés en la cirugía torácica. A fines de la década de 1960, en la clínica de Cleveland, de Ohio, comenzó a estudiar una técnica para utilizar la venta safena en la cirugía coronaria.

En 1971, regresó a la Argentina a operar al sanatorio privado Güemes, de la mano de su amigo el cardiólogo intervencionista doctor Luis de la Fuente, quien se lo propuso y lo convenció. A principios de la década de 1970 fundó su fundación homónima a instancias del doctor De la Fuente.

En 1975 fundó con ese propósito junto a otros colaboradores la Fundación Favaloro, no sólo una clínica sino un centro de capacitación donde estudian alumnos de diferentes partes del mundo y donde cada dos años se celebra el congreso Cardiología para el Consultante.

En el año 1980 creó el Laboratorio de Investigación Básica, manteniéndolo con dinero propio por un largo tiempo, dependiente del Departamento de Investigación y Docencia de la Fundación Favaloro. Con posterioridad, pasó a ser el Instituto de Investigación en Ciencias Básicas del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas. Esta fue la base de la creación, en agosto de 1998, de la Universidad Favaloro.  

A los 77 años, antes de suicidarse, René Favaloro escribió siete cartas. Para sus familiares, para su novia y sus colegas. Pero en la última, parece haber querido contarle a toda la Argentina por qué se dio por vencido. Fue su despedida, el sábado 29 de Julio de 2000, a las 14.30. Frente al espejo del baño, se disparó en el corazón. Ese texto, a 20 años de su trágico final, es igual de punzante. Aquí, el contenido completo. 

A mis queridos familiares y amigos:

Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi Patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de posgrado a todos los niveles.

Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.

La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada). Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.

Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondían. A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo. Este era nuestro único contacto.

A mediados de la década de 1970, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la SDDRA, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Cuando entró en funciones, redacté los diez mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.

La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza).

Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.

¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.