Tres vecinos de Alta Italia implicados en una causa judicial por «recetas truchas»

Se trata de dos mujeres (una de ellas dueña de una farmacia, otra ex empleada municipal) y un hombre, (empleado de comercio).

El fiscal Matías Juan confirmó que, tras peritar los teléfonos, se descubrió una «cierta habitualidad» en la confección de recetas truchas. La maniobra se gestó gracias a que una de las imputadas fue compañera de trabajo del médico.

Un hecho que comenzó como una investigación por la falsificación de un documento médico terminó destapando una maniobra delictiva en la localidad de Alta Italia, con tres personas que ayer admitieron su responsabilidad penal en un juicio abreviado.

El fiscal Matías Juan brindó detalles exclusivos en el aire de Radio 5, confirmando que los acusados falsificaron la firma, el sello y el recetario del reconocido médico piquense Marcos Miguel para obtener turnos médicos y derivaciones.

La condena

Según explicó el fiscal, los imputados son dos mujeres y un hombre, todos domiciliados en Alta Italia. La maniobra consistió en crear un certificado totalmente apócrifo («no adulterado, sino 100% falso», aclaró Juan) para que el hombre pudiera atenderse con un kinesiólogo en el hospital de dicha localidad por un problema lumbar.

En la audiencia de juicio abreviado, las partes acordaron las siguientes penas, que serán ratificadas en la lectura de sentencia el próximo 30 de diciembre:

  • Para las dos mujeres: Una pena de un año de prisión (en suspenso), consideradas autoras de la falsificación.
  • Para el hombre: Una pena de ocho meses, por la utilización del documento falso.

Lo que más llamó la atención de la Fiscalía no fue el hecho aislado, sino lo que encontraron al secuestrar el celular de una de las acusadas. «Se abrió ese teléfono y había una conversación entre las dos mujeres que revelaba cierta habitualidad en esta cuestión», aseguró Matías Juan. Si bien judicialmente solo se pudo probar este certificado, los mensajes sugieren que la «fábrica» de recetas truchas operaba con frecuencia.

Sobre los perfiles de los implicados, el fiscal detalló:

  • Una de las mujeres posee una farmacia en Alta Italia.
  • La otra mujer trabajaba asesorando a productores rurales y tenía un cargo en la Municipalidad de Alta Italia, al cual habría renunciado tras el escándalo.
  • El hombre es un empleado de comercio.

El vínculo con el Dr. Miguel

¿Cómo obtuvieron los datos para falsificar el sello y la firma con tanta precisión? La investigación arrojó que una de las mujeres había trabajado años atrás en el Instituto Cardiovascular de General Pico, siendo compañera del Dr. Marcos Miguel. «Eso le permitió tener acceso o conocimiento de firmas y recetarios», explicó el fiscal.

El Dr. Miguel, quien se presentó como querellante, desconoció totalmente la autoría del documento, confirmando que se trataba de una falsificación burda pero efectiva para los fines administrativos.

¿Un negocio detrás?

Durante la entrevista, se planteó la hipótesis de si esta falsificación escondía un negocio mayor, como la venta de recetas para medicamentos, dado que una de las implicadas tiene una farmacia.

Al respecto, el fiscal Juan admitió: «El Dr. Miguel nos ha planteado esa probabilidad y yo no la descarto. Si hubiera otra denuncia o prueba, se las podría investigar por otros certificados también». Aunque en este caso puntual el fin fue una derivación kinesiológica, la «habitualidad» detectada en los chats deja la puerta abierta a sospechas de una estafa mayor.

fuente Pampadiario