Nuevos avances en la investigación arqueológica en la laguna Chadilauquen: «La sequía dejó expuestos algunos materiales de relevancia»

Las arquéologas Mabel Fernández y Alicia Tapia de la UBA y la Universidad Nacional de Luján visitaron el fin de semana nuevamente la laguna Chadilauquen para avanzar en su investigación, ya que «la extrema sequía del verano dejó expuestos algunos materiales en la superficie de la playa que rodea la laguna que hay que preservar y estudiar».

Junto a las investigadoras también estuvo presente Mirta Zink, historiadora de la Universidad Nacional de La Pampa y los lonkos Mercedes Soria de la comunidad ranquel de Realicó, Pedro Coria de la Comunidad Nahuel Aucá de Parera e Ines Canhué de la comunidad ranquel de Santa Rosa.

Además es para destacar la colaboración permanente de dos jóvenes de la localidad como son Víctor Hugo Pellegrino y Martín Pellegrino.

La arqueóloga de la UBA y la Universidad Nacional de Luján Alicia Tapia comentó a Zonal Noticias y la 102.5: «Estamos desarrollando un proyecto de investigación arqueológica en la Laguna Chadilauquen, por supuesto con la autorización de la Secretaría de Cultura de la provincia de La Pampa y el Consejo Provincial del Aborigen».

Contó que en octubre del año pasado «realizamos algunos trabajos de campo en la ribera norte de la laguna y recuperamos algunos restos líticos de fauna y fragmentos de cerámica, reanudando las investigaciones que se iniciaron en 1989».

«Ahora en el 2023, retornamos los días 1º y 2 de abril para continuar con las investigaciones porque la extrema sequía del verano dejó expuestos algunos materiales en la superficie de la playa que rodea la laguna», detalló Tapia.

Y agregó «no sólo hay que preservar estos materiales para estudiarlos arqueológicamente, también se trata de bienes patrimoniales de relevancia para la historia local y regional».

Avances de la investigación

La investigadora detalló que «los diferentes tipos de materiales líticos hallados nos indican que a orillas de la laguna se asentaron diferentes poblaciones indígenas, las cuales se fueron sucediendo a lo largo del tiempo. Tenemos fechados pueblos que habitaron esta región desde hace 3 mil años atrás, hasta momentos más recientes de fines del siglo XIX».

La arqueólogoca indicó que «las más tempranas sociedades tuvieron una forma de vida cazadora recolectora que se sustentaba principalmente a través de la cacería de animales silvestres, y las más recientes fueron grupos ya pastores de animales introducidos por los europeos como las ovejas, vacunos, equinos. También hacían horticultura y agricultura no extensiva que corresponde a la economía que tuvieron los ranqueles».

«Estos grupos ranqueles que denominaron Chadilauquen a la laguna, demuestra la ocupación en el lugar. El término significa laguna salada en español», informó.

Qué información aportan los materiales arqueológicos

La profesional explicó que «los materiales líticos y piedras, sus formas y tamaños, no solo nos indican que la subsistencia de estos grupos estaba basada en la cacería con el uso de armas y flechas, sino que algunas estaban destinadas a la obtención de animales pequeños como aves y otras de mayor tamaño como el guanaco, el venado de las pampas, que habitaron en estos parajes y hoy están extintos».

«Los pueblos procedían de distintos lugares y el norte pampeano fue un lugar de convergencia cultural por el cual transitaban y se cruzaban distintos grupos de manera frecuente, por eso ésta y otras lagunas fueron foco de atracción en el pasado para los indígenas que se asentaron en las orillas por cortos periodos de tiempo», detalló.

Tapia detalló que «las cerámicas halladas son similares a otras encontradas en otros lugares por lo que nos permite determinar por dónde se dispersaron estos grupos humanos en el pasado, como el sur de Córdoba , sur de Mendoza y el noroeste pampeano a la altura de Santa Isabel, porque en ese momento el río salado Chadileuvú era sumamente visitado».

La investigadora explicó también que las pastas utilizadas para confeccionar las cerámicas «nos permiten establecer si usaron arcillas locales o sedimentos de otros lugares».

En este sentido indicó que «se identificaron arcillas que se encuentran en el suelo de la laguna Chadilaquen como otras que provienen de otros lugares».

Tapia recordó que a lo largo de estos años «también se hallaron evidencias de restos humanos, especialmente los recolectados en el año 1989 por un grupo de docentes y alumnos del colegio Santa Teresita de Embajador Martini que presentan una formación intencional del cráneo que tiene en su parte superior la forma anular, propio de poblaciones antiguas de 3 mil años atrás que habitaron esta zona».

Tratamiento respetuoso

Tapia destacó que «el hallazgo de estos restos es sumamente sensible para los pueblos originarios que requieren un tratamiento respetuoso por tratarse de sus ancestros, por eso las comunidades ranqueles actuales participan en las investigaciones arqueológicas y toman decisiones en relación a la custodia y tratamiento de los restos óseos y demás materiales arqueológicos hallados».

«Nosotras como investigadoras de las evidencias de la sociedades del pasado respetamos totalmente sus creencias y sus decisiones, y solicitamos a los pobladores que en caso de hallazgos arqueológicos, den aviso a las autoridades municipales y provinciales ya que se trata de bienes patrimoniales llenos de memoria histórica que no les pertenecen a quienes los encuentran, sino que tienen un valor histórico como bienes patrimoniales propios de la región», concluyó la arqueóloga.