Nueve años sin Sofía Viale:»No estamos todas»

Se cumplen hoy 9 años de uno de los hechos que mayor conmoción generaron en la ciudad de General Pico y la provincia, la desaparición de Sofía Viale. Las agrupaciones feministas locales y de la provincia recordaron este nuevo aniversario con una ilustración y un emotivo texto.

El 31 de agosto de 2012 por la tarde Sofía Viale salió de su casa del barrio Ranqueles a vender panificados, como lo hacía a diario para ayudar a su familia, pero esta vez nunca más regresó.

Sus padres dieron aviso a la Policía sobre la situación de la menor de 12 años y, a partir de allí, se dio inicio a una investigación plagada de errores y falsas acusaciones, que incluyeron a la familia de la propia víctima, que concluyó más de dos meses después.

A 66 días de la desaparición de la niña, fue el propio femicida Juan José Janssen quien llevó a la Policía hasta su casa, tras intentar violar a otra menor, y allí, a tan solo dos cuadras de la casa de Sofía, apareció su cuerpo enterrado debajo de una parrilla.

Un año más tarde llegó el juicio a Janssen y a su esposa, María de los Ángeles Dupuy.

El criminal recibió una condena de prisión perpetua, mientras que la mujer zafó por la «excusa absolutoria», un apartado en un artículo del Código Penal que exime a los familiares o amigos de tener que delatar a sus seres queridos.

Ningún responsable político, policial o judicial asumió el costo de la errática investigación del caso por medio de una condena o sanción administrativa.

Recuerdo de «Tamboras del Viento»

En tanto la Agrupación feminista «Tamboras del viento» la recordó compartiendo un texto escrito por Aimé Kraft y una bella ilustración de Ro Ferrer.

NO ESTAMOS TODAS, NOS FALTÁS VOS, SOFÍA! Antes vivíamos tranquilxs, sabíamos que estaban, que había algunxs. Llegaban rumores, susurros, de vez en cuando alguien decía tener una certeza, pero vivíamos tranquilxs. Todxs sabíamos que había monstruos, más habitaban lejos, se escondían en otros placares, salían de otras cloacas, no les veíamos a la luz del día. Lxs hijxs iban tranquilxs a la escuela, al club, corrían libres por las plazas…Un día una hija desapareció, la llamaron y no regresó, la buscaron en casas de amigxs, en casas de la familia, hasta en el baúl del auto del abuelo. Disfrazaron de monstruos a personas que no lo eran, pusieron cruces sobre espaldas frágiles, señalaron sin ton ni son, más la hija no aparecía. Todxs lxs hijxs adentro!Acá no salen más solitxs!Hay un monstruo suelto!Este no le teme a la luz!Pasaban las semanas, la llanura se come los sentimientos, los disuelve como esas pastillas sublinguales, ahora están, ahora no están. Más el monstruo seguía ahí, agazapado, esperando, y hasta quienes lo querían negar, cuidaban un poco más de lxs hijxs. Son más fáciles las ausencias cuando son ajenas, le duelen a otrx, es otrx quién no duerme, quién abraza el vacío. Una tarde el monstruo atacó a otra hijx, y ella logró correr, gritar, señalarle, y así encontraron a la hija que estaba desaparecida, rota, sin vida. Ese día despertamos.Están acá. Pueden ser lxs vecinxs.Pueden ser quién te saluda cada mañana. Puede ser quién tiene que cuidarte. Puede ser cualquiera.Con los monstruos se aprende a convivir? se los empieza a identificar?Es mejor despertar que el sopor de la indiferencia.Es necesaria la memoria, por que ahora parecen salir más durante el día, ya no le temen al sol.Y acá siguen lxs hijxs, jugando en las plazas, volando en las hamacas, soñando al mirar las nubes.Y acá seguimos nosotrxs, mirándoles crecer, velando por sus sueños, por más monstruos que haya, aún todxs nos permitimos soñar.No se llenan lo vacíos, la hija que un monstruo se robó nos duele, nos atraviesa, nos moviliza a seguir, nos recuerda que las salidas son colectivas, que la memoria es colectiva, que si la olvidamos, ahí todxs empezamos a morir.

Por Aimé Kraft