José María González es un reconocido periodista de la localidad de Realicó que como tantos otros pampeanos decidió contar la odisea que representa viajar a Huinca Renancó por «motivos de salud».
La localidad de Realicó ubicada al norte de La Pampa está distante a sólo 28 kilómetros de Huinca Renancó (sur de Córdoba) por ruta nacional 35.
Es permanente o al menos lo era hasta el inicio de la cuarentena, la comunicación entre vecinos de ambas localidades por motivos comerciales, laborales y en especial de salud, porque la mayoría de los huinquenses se atienden en la clínica y el sanatorio de Realicó.
Desde que se inició el aislamiento social obligatorio, y se extremaron los controles en los puestos camineros, es prácticamente imposible transitar de una localidad a la otra a pesar de contar con los permisos correspondientes y aún tratándose de situaciones que tienen que ver con la salud.
José María González es un reconocido periodista realiquense que contó las peripecias que debió vivir su mujer cuando viajó a Huinca Renancó a visitar a su madre, que tiene un problema de salud.
«Una cosa es la medida preventiva y otra que te hagan sentir una delincuente», expresó González.
«Mi señora fue a Huinca en el día de hoy. Única hija y mi suegra sola. Mi suegra tiene un problema de salud, por lo que tuvo que viajar para llevarla al médico. La policía de Huinca la atendió con respeto y le dio todas las indicaciones de rigor cuando ingresó a Córdoba», relató.
El periodista siguió narrando esta odisea:»Mi señora con un permiso de horario rotativo, salió de la provincia de Córdoba y desde Emerger, el servicio médico de Huinca, ya les habían avisado a los policías de Huinca que pasaria por allí de regreso a Realicó. Todo ok».
«Al ingresar a La Pampa, un policía joven le solicitó el permiso correspondiente, le dijo que no servía. Mi señora le mostró el certificado médico otorgado por Emerger al efectivo policial y le explicó la situación», comentó.
«Este no lo miró, indicando le que se estacionara en la banquina. Le dijo que no podía regresar a ese horario, (reitero, tiene un permiso de horario rotativo) que debía secuestrarlo el auto y demorarla y que al ser empleada pública perdería el trabajo (mi señora es docente)», expresó González.
«No le escuchó la explicación sobre la salud de su madre, respondiéndole ‘traigala a vivir acá’ a Realicó», le dijo.
«La tuvieron un rato para averiguación de antecedentes, le hicieron abrir el baúl, le abrieron las puertas de atrás. En síntesis, la hicieron sentir una delincuente», contó enojado por el accionar policial.
«Mi señora jamás tuvo un problema con la policía, es respetuosa, prácticamente no ha salido a hacer ni los mandados durante la cuarentena porque los hago yo, ya que soy el que trabaja en la calle», expresó González.
«Es una persona honorable, que se dirige con respeto a todo el mundo y una reputación conocida en Realicó. No merece ni el destrato, ni la falta de respeto (no le dio importancia al certificado médico firmado por el Dr Zarate) ni el abuso de autoridad», se quejó.
«Durante toda la cuarentena mi esposa Marcela Misagña fue sólo dos veces a Huinca Renancó y en las dos oportunidades fue por urgencias de salud de su madre de 80 años. De hecho en la anterior oportunidad mi suegra se descompuso a las tres de la mañana», explicó.
«Desconozco y mi señora también, quien es el efectivo, porque el mismo nunca se dio a conocer«, indicó.
«Mi señora fue a ver a su madre por una cuestión de salud. No fue a pasear», aclaró.
«Que la paranoia o la mala interpretación de las reglamentaciones vigentes no provoquen ni el abuso de autoridad, ni la falta de sentido común ni los excesos, ni la falta de respeto. Los que circulan son, en su mayoría ciudadanos respetables, no merecen ser tratados como si fueran narcotraficantes que llevan algo ilegal en el baúl», se quejó.
Por último González pidió «respeto y sentido común ante todo».