Por Robert Lizárraga
La Agricultura Familiar es un tipo de producción donde la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas, la familia aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo utilizada en la explotación y la producción se dirige tanto al autoconsumo como al mercado.
Siguiendo la definición del Foro Nacional de Agricultura Familiar (FoNAF), es una forma de vida y una cuestión cultural que tiene como principal objetivo la “reproducción social de la familia en condiciones dignas”.
La gestión de la unidad productiva y las inversiones realizadas en ella es hecha por individuos que mantienen entre sí lazos de familia, la mayor parte del trabajo es aportada por los miembros de la familia y es en su interior que se realiza la trasmisión de valores, prácticas y experiencias.
La necesidad de una agricultura más sustentable y equitativa ha sido expresada en diferentes instituciones que trabajan con el sector. Frente a este desafío es estratégico el rol que desempeñan los productores familiares, conocer las características de la agricultura familiar, su importancia en el ámbito económico productivo y sociocultural, así como sus estrategias de supervivencia es central para orientar acciones políticas de desarrollo regional y nacional.
Los objetivos son identificar y comprender los atributos y rasgos fundamentales que la caracterizan y aquellos que permiten reconocer la heterogeneidad existente en su interior.
Estos agricultores aportan a la seguridad y soberanía alimentaria nacional, utilizan tecnologías amigables con el medio ambiente, mantienen un entorno saludable y producen alimentos sanos para mercados de proximidad.
El 50% de la comida consumida en los hogares argentinos proviene del pequeño productor, constituyendo el respaldo para frenar la migración de la población rural del interior, así como el seguro para la ocupación de la tierra por familias productoras.
Esto requiere atención permanente en su calidad de vida, en términos de bienes públicos que se les debe ofrecer tales como salud, educación y vivienda.
El sujeto agrario hasta el año 2000 era el productor rural, que concentraba en sí la propiedad de la tierra, las maquinarias; poseía el capital necesario y era el responsable de la gestión agrícola y empresarial.
Hoy, nos encontramos ante un nuevo sujeto agrario: el emprendedor agropecuario, que no necesariamente es el propietario de la tierra sino quien arrienda campos, asume el riesgo agrícola, contrata los servicios necesarios y gestiona su producción, con el objetivo de maximizar la productividad.
La Asamblea General de Naciones Unidas proclamó al período 2019-2028 como el Decenio de la Agricultura Familiar, la declaración reconoce la importancia de esta agricultura para la seguridad alimentaria y nutricional, el empleo rural, la generación de ingresos y el adecuado manejo de los recursos naturales para la sustentabilidad de la producción agropecuaria.
Sin embargo, también es un llamado de atención sobre la necesidad de desarrollo e inversión en políticas que permitan no sólo aumentar los rendimientos e ingresos del sector, sino que contribuyan a promover esquemas sostenibles de producción de alimentos, que mantengan y mejoren las condiciones de los recursos y tengan capacidad de resiliencia para enfrentar el cambio climático y los fenómenos naturales extremos, que promuevan la inclusión, el fin de la desigualdad, la reducción de la pobreza y el hambre.
Por Robert Lizárraga
Fuentes consultadas: INTA. Gob. AGRICULTURA FAMILIAR PARA EL DESARROLLO
RURAL ARGENTINO