Caso del policía envenenado: La Fiscalía pidió «intento de homicidio» y la defensa «la absolución»

Este lunes se escucharon los alegatos en el juicio a Yanina Coronel. La sentencia por el envenenamiento del policía Gabriel Páez Albornoz se conocerá el próximo 22 de agosto.

El debate se reinició este lunes a las 8:15 horas. El fiscal del caso, Oscar Cazenave, sostuvo este lunes a la mañana la acusación presentada originalmente. Para Cazenave «está demostrado que Yanina Coronel intentó matar a su pareja Gabriel Páez Albornoz con metomil agregado en un licuado de banana que ingirió a las 20.15 horas aproximadamente».

Por esa ingesta, el uniformado se descompensó y sufrió una intoxicación. «El licuado fue preparado en la casa de Paez-Coronel» según Cazenave.

El delito por el que pidió la condena es «homicidio en grado de tentativa agravado por el vínculo» de Coronel con Páez. Por ahora, no pidió los años de la pena porque es un juicio de Cesura.

El fiscal Cazenave sostuvo que «desde los primeros momentos del caso se investigaron dos hipótesis. Sabíamos que era un envenenamiento, pero no sabíamos dónde y quien lo envenenó».

«Por eso seguimos la pista del lugar de trabajo y de la casa. Pero, con el correr de los días supimos que era metomil». Y hallamos el metomil en la taza de la licuadora de la casa de Coronel», remarcó.

Dijo que se demostró que el procedimiento fue regular. «Vinieron todos los testigos. Se cumplió con todo. Eso que los testigos no participaron del procedimiento está descartado», resaltó.

Además, sostuvo que «la investigación de los compañeros se siguió. Pero cuando obtuvimos el metomil…», dijo. También descartó que alguien le podría haber agregado el veneno cuando salió de la casa y estuvo en Seguridad Rural.

Cazenave destacó el testimonio del bioquímico Luciano Merini, jefe de la Agencia de Investigación Científica. Y apuntó que se escuchó una frase: «‘probé el licuado». Y afirmó que «Coronel no probó el licuado».

El fiscal remarcó que pide la figura de homicidio agravado en grado de tentativa. «Páez tuvo tres resucitaciones mientras estuvo en terapia intensiva», precisó.

Adhesión de la querella

El querellante Benjamín Ortiz adhirió en un todo al pedido del fiscal Cazenave. «Fue una investigación objetiva y contundente», sostuvo.

«Los informes de la AIC no dejan dudas», afirmó. «Quedó plenamente demostrado que la autoría fue de Coronel. Ella reconoció que preparó el licuado», añadió.

El abogado querellante argumentó que «no está debidamente demostrado cómo Coronel obtuvo el metomil». Y uso como ejemplo que su familia tenía un comercio de venta de agroquímicos. Y que «lo usaban para controlar malezas en el jardín de la vereda».

«No es necesario ir a un lugar comercial para obtener el metomil», dijo. Ortiz también subrayó que «si alguien tuvo perspectiva de género fue la fiscalía. Por eso (la acusada) llegó en libertad. Si fuera al revés hubiera llegado el acusado con prisión preventiva intramuros».

Y consideró «grave como sociedad que se pida la perspectiva de género para dejar impune un intento de homicidio». El abogado Ortíz consideró que lo de Coronel «fue un ‘acting’ después del intento de homicidio».

«No entiendo que Páez de víctima pasó a victimario. Tiene tobillera, hace dos años que no puede ver así hijo», resaltó. En ese tramo del alegato, el policía envenenado pidió retirarse de la sala.

«Vinimos con la verdad»

La defensora Camila Aimar dijo que «la estrategia defensiva nuestra tiene que ver con la famosa frase de un jurista: el culpable fue encontrado».

«Les pedí que escucharán los testimonios policiales. Coronel enfrentaba a la Policía», sostuvo. Y apuntó: «vinimos con la verdad. Por eso ella declaró en el inicio del juicio».

«No tenía nada que ocultar», remarcó la abogada en otro tramo del alegato. Además, dijo que «varios testigos mintieron, dieron falso testimonio».

La defensora destacó que «la fiscalía tuvo que demostrar durante tres días las pruebas, los procedimientos no fueron claros».

Aimar también cuestionó que la investigación estuvo condicionada «desde el inicio», y que «nadie demostró que el perro tomó o lamió el licuado tirado»

«Todo era desprolijo en Seguridad Rural», agregó. «No como vinieron acá que hacían todo bien», dijo. Sobre los allanamientos, remarcó el cuestionamiento inicial.

«El 6 de septiembre se allanó la casa de Coronel. ¿De dónde sacan que manejaron dos hipótesis?», preguntó y reprochó Aimar.

La defensora sostuvo que el veneno no se pudo rastrear. «Senasa dijo que todo se puede rastrear, tiene un código», precisó.

Aimar indicó que la AIC «se manejó en manera relajada». Que fue por la falta de firma en una prueba, cuando se recolectó un sebo para ratas. «Solo hubo una foto», puntualizó.

En ese contexto, apuntó al testimonio de Vanesa Quiroga, empleada civil de la Brigada de Investigaciones de Toay, que firmó como testigo en tres procedimientos del caso en fechas diferentes.

Otro de los procedimientos que cuestionó Aimar fue la actuación de la Brigada de Investigaciones cuando encontraron la bolsa de metomil.

Luego, apuntó a las diferencias de testimonios en la causa y a lo dicho en el juicio oral. La defensora recordó que hubo allanamientos en la casa de Yanina Coronel el lunes 6 y el miércoles 8. «No encontraron nada», recordó. También dijo que no se hallaron huellas dactilares en la bolsa que se encontró con metomil.

Aimar sostuvo que buscó demostrar, con los testimonios de violencia, cómo Coronel tenía una personalidad sumisa. «¿De qué sirven las lágrimas?», preguntó la defensora por el reproche a Yanina Coronel sobre la actitud ante el envenenamiento de Páez. E insistió que no se demostró cómo obtuvo el veneno.

Acto seguido, citó el testimonio del ingeniero García que sugirió que se obtenía bajo cuerda. «Dijo que lo usaban para matar pumas y águilas. Era lo que combatía la patrulla de Seguridad Rural», recordó.

Al final, Aimar pidió la absolución «por el beneficio de la duda. Hay muchos cabos sueltos».

Yanina Coronel hizo uso de las últimas palabras antes de la sentencia. Declaró que el allanamiento en su casa empezó mientras ella buscaba a su hijo en el jardín. «Cuando volví estaban por terminar», indicó.

Coronel dijo que los chats en su celular no se encontraron porque tenía un Samsung S20 y le puso un chip que estaba usando en un Iphone. «No tenía nada porque tenía que configurarlo», indicó.

La sentencia se conocerá el 22 de agosto.

Lo que dejó el juicio

El hecho ocurrió el 5 de septiembre de 2021. Páez Albornoz fue a su trabajo en la División de Seguridad Rural de Toay, que funciona en un edificio en el Autódromo Provincia de La Pampa. Ingresó a las 18 horas, pero salió entre las 19:30 y las 20 para buscar un disco para hacer una comida y algunos ingredientes. Coronel ofreció prepararle el licuado. Ella dijo que lo probó.

En los testimonios de los compañeros de Páez Albornoz, la Fiscalía y la querella buscaron demostrar que el policía nunca se separó de la botella del licuado. Además, están las pruebas recabadas en la casa de Páez-Coronel.

Por su parte, la defensora Camila Aimar tuvo una estrategia con dos frentes. Yanina Coronel asegura que no puso metomil en el licuado, a pesar de que declaró que era víctima de violencia de género por parte de su expareja. Por un lado, la defensa buscó sembrar la duda (apuntando al principio del «indubio pro reo», el beneficio de la duda a favor del reo): no solo que ella no lo puso, sino que algún compañero policial pudo hacerlo.

Esa fue una de las hipótesis de los pesquisas de la Brigada de Investigadores: hubo escuchas durante 30 días. Esa fue una vía que no arrojó dato alguno. Pero con las pruebas recabadas (entre ellas el metomil en la licuadora) en la casa de la Avenida Perón al 8134 de Toay -ubicada frente al Regimiento Militar- apuntaron a Coronel.

El otro frente de la defensora Aimar es la violencia de género que padecía supuestamente la imputada. Hubo testigos, una amiga de la mujer, que estaban al tanto de esto. También la pericia de la sicóloga Virginia Carretero revela una actitud defensiva de Coronel. Aunque también apunta a su perfil de racionalidad para enfrentar los problemas.

En el juicio se demostró que el metomil apareció en el patio de la casa que comparte la medianera del fondo de la vivienda de Páez-Coronel. Una bolsa con ese veneno fue hallada allí el 10 de septiembre, cinco días después de la intoxicación de Páez Albornoz.

En una de las jornadas del debate se escuchó el testimonio del ingeniero agrónomo Fernando García, con antecedentes académicos en pesticidas. Habló sobre la difícil que es conseguir el metomil y su manipulación, pero también declaró que se obtiene «bajo cuerda».

Tanto Cazenave como la querella de Ortiz buscaron relativizar los testigos sobre la violencia. Incluso se opusieron a una pregunta de la defensora Aimar cuando le cuestionó a un policía por qué no había actuado cuando se enteró de que había violencia de género en la pareja. Los jueces le dijeron a la defensora que reformulara la pregunta.

Fuente El Diario