Conciencia ambiental: “un desafío para todos”

                                                                                                                                                Por Robert Lizárraga (ambientalista)

La humanidad arribó al tercer milenio con un reto sin precedentes, heredado del siglo anterior, resolver los alarmantes problemas medioambientales, que afectan a todo el planeta Tierra y a cuanto existe en él, estos problemas tienen como particularidad que no distinguen clases sociales, culturas, ni fronteras, de ahí que sean considerados como problemas globales.

La aparición del hombre representó, sin dudas, un importante hito: comenzó la historia de la humanidad en la que subyace la relación entre los hombres con la naturaleza y entre los propios hombres para su subsistencia y desarrollo como especie, la actividad de estos ha sido un factor importante en el estado actual de la misma.

No obstante, a pesar de que sabemos que existen diversos problemas ambientales, que muchos de ellos nos afectan o nos podrían afectar en el futuro, y que tenemos la responsabilidad de buscar y construir alternativas, hacemos poco o nada para enfrentarlos.

Aunque las soluciones dependen de nosotros, seguimos actuando de manera tan desinteresada, apática e irreflexiva sobre tales problemas que podríamos decir que se encuentran aquellas personas que tienen pensamientos tales como “no sirve de nada que yo cuidé el ambiente si la mayoría no lo hace”, “no es necesario que cuidemos el ambiente, ya que los científicos siempre encuentran una solución para nuestros problemas”.

“A mí no me corresponde cuidar el ambiente, esa es tarea del gobierno” “los problemas ambientales son demasiado grandes, yo no puedo hacer nada para resolverlos”, “el mundo es demasiado grande, mis acciones no lo perjudican en nada”.

Esto tiene que ver con la educación que recibimos, cuyo tradicional enfoque hacia la cultura de la competencia y el consumo, muchas veces es más fuerte que la reflexión que podamos tener sobre los problemas ambientales, o de nuestros intereses que, a pesar de que comprendamos nuestra responsabilidad se centran en otro tipo de objetivos.

Otras veces depende de nuestra actitud (apatía, pereza), o simplemente de nuestra forma de entender la vida y sus dificultades, a pesar de comprender que existen problemas a nuestro alrededor, podemos pensar que estos son parte de la existencia.

También existen, cada vez más, aquellos que tienen un pensamiento reflexivo con la premisa de acción de involucrarse buscando soluciones

En conclusión, la premisa es pensar nuevas maneras de percibir, entender y aprehender el mundo que nos rodea, sus problemas y los sentidos que nos mantienen en él.

                                                                AUTOR: Robert Lizárraga (ambientalista)

                                                                Fuentes consultadas: Lic.Florencia Mitchell (RAMCC)