CONCIENCIA AMBIENTAL: Agroquímicos, un gran desafío

                                                                                                                     Por Robert Lizárraga

Es sabido que el tema agroquímicos se ha instalado en nuestra sociedad, como toda situación donde intereses económicos están en juego, y siendo que países como el nuestro suelen ser “territorio de ensayo” o plazas de comercialización de productos que están prohibidos o restringidos en las naciones desarrolladas, anticipa que el abordaje del mismo dista de ser sencillo.

Los plaguicidas al igual que la industria de armamentos, medicamentos, las drogas no legales mueven grandes intereses y nos plantea una lucha difícil pero que poco a poco debemos ir librando para lograr mejorar la calidad de vida de las personas.

La utilización de estos productos y su almacenamiento sin el debido control está provocando severos trastornos en la salud de la población.

El aumento de los riesgos durante la aplicación de plaguicidas, resulta inherente a la falta de información, conocimiento, conciencia, y la escasa supervisión durante su aplicación y venta de productos altamente tóxicos.

 

Los plaguicidas son sustancias químicas o mezclas de las mismas usadas para prevenir, destruir, repeler o mitigar las plagas, por lo que pueden provocar efectos nocivos cuando penetran en el organismo. Se considera que hay 6 millones de productos potencialmente tóxicos que fueron creados en el siglo XX de los que se usan unas 100.000 sustancias con efectos cancerígenos y sólo en un 10% se conocen sus efectos a mediano plazo.

Actualmente hay una creciente preocupación por los problemas de contaminación que se generan en el periurbano productivo, que además está sujeto a dinámicas territoriales complejas, haciéndose cada vez más difícil para el pequeño productor ser competitivo, por lo tanto, la adopción de prácticas sustentables puede contribuir al éxito en el largo plazo.

Hay un escaso control por parte de las autoridades sobre el tema, al punto que se da el caso de zonas pobladas donde el agua aparece contaminada con partículas procedentes del suelo agrícola (metales pesados – arsénico), derivados de la aplicación de plaguicidas con aviones fumigadores y máquinas mosquito.

Los gobiernos deberían asumir los roles y la responsabilidad de coordinar e implementar programas preventivos. Como así también los municipios, teniendo en cuenta que estos tienen potestad para legislar sobre el tema, siendo esta legislación Constitucional.

La problemática se complejiza enormemente en razón del sinnúmero de variables e intereses implicados, por lo cual el análisis que se efectúa no puede reducirse a lo meramente normativo, sino que se debe hacer un abordaje integral de la situación.

Ante ello, es que no se puede ignorar la preponderancia y el peso en la economía del país de la producción agropecuaria, sobre todo de la que tiene destino a exportación, pues en Argentina aún persiste en gran medida una histórica dependencia del ingreso de divisas por exportación de productos agrícolas.

Es así, que se torna necesario poder aportar soluciones que busquen compatibilizar las variables en juego, pero siempre ponderando las mismas según su nivel de importancia.

                                                              Por Robert Lizárraga

                                                              Colmed.org / investigación. Biblioteca unlpam.edu