Dos martinenses vivieron una interesante travesía por la cordillera de los Andes

Javier Prato y Roberto Hecker regresaron a Embajador Martini tras vivir una interesante travesía por la cordillera de los Andes. Durante tres días a lomo de caballo y por terrenos sinuosos, treparon 3600 metros de altura, hasta llegar a los restos del avión de los uruguayos que cayó en 1972 y que muchos denominaron «El Milagro de los Andes» porque hubo sobrevivientes.

Javier Prato contó a Zonal Noticias y Cadena Energy Alta Italia que la idea de esta aventura por Los Andes surgió de Roberto (Hecker) quien se contactó con una persona de El Sosneado, Mendoza, Miguel Merlo, que se dedica a hacer este tipo de travesías.

Los aventureros pasaron primero por un hotel abandonado al pie de la cordillera, luego pasaron por un puesto, hasta el Paso el Barrozo a unos 2600 metros de altura, hasta llegar a un valle donde hicieron noche en un campamento instalado con carpas, donde reciben a diferentes cabalgatas o personas que deciden hacer la travesía de a pie.

«Ahí nos recibieron, nos dieron la cena, descansamos y al otro día seguimos subiendo hasta llegar al lugar donde se encuentra el avión de los uruguayos que cayó en 1972», relató Prato.

«Nosotros éramos diez personas que íbamos de a caballo con el vaqueano de la zona y el guía de la delegación, y había otras 12 personas que hacían el trayecto caminando», explicó.

«Cuando llegamos arriba, observamos los restos que quedaron del avión», comentó el martinense.

«Allí nos contaron la historia, conocida por todos, incluso se había invitado a uno de los sobrevivientes este fin de semana, pero finalmente no pudo venir», explicó Prato.

«Fue muy movilizante, porque te ponés en la piel de lo que vivieron esos jóvenes deportistas con apenas 20 años, y es muy duro pensar lo que deben haber pasado», señaló.

«Para los 50 años de esta tragedia que se cumplen el 13 de octubre de este año, se van a juntar varios de los sobrevivientes y harán un acto en el lugar», expresó.

En relación a la travesía, contó: «Es una experiencia única, en un terreno muy complejo, porque vos vas a lomo de caballo por un sendero, al costado de un precipicio y a 3600 metros de altura», relató.

Al contar la historia de ese sendero, Prato expresó que allá por la década del ’70, a dos años de ocurrido el accidente, el padre de uno de estos jóvenes le pagó a un baqueano para que haga este sendero porque quería recuperar pertenencias de su hijo, y así se empieza a llegar hasta allá».

«Desde ese momento se hacen cabalgatas con gente que viene de distintas partes del país y del mundo. Nos contaba Miguel Merlo que acá viene gente de todas partes a ver donde cayó el avión porque es un hecho único que después de tantos días haya habido sobrevivientes», relató.

En relación al recorrido durante tres días, explicó: «Fueron cuatro horas desde el primer puesto hasta el paso El Barrozo, después cinco horas más hasta llegar adonde están los restos del avión, allá llegamos a 3600 metros de altura a medida que fuimos trepando la montaña, y luego hicimos el descenso, realmente fue una experiencia única», cerró satisfecho Javier Prato.