Un pedido de “cambio de rumbo” confirmó teoría de las «profecías autocumplidas»

En julio del año pasado, durante el encuentro de ministros de la Producción de todo el país, el ministro Ricardo Moralejo, en representación de la Provincia de La Pampa, pidió en soledad “mayor gestión y un inmediato cambio de rumbo” en la economía nacional. Ante el titular de la cartera nacional, Dante Sica, vaticinó el oscuro panorama que se venía para las PyMEs y las economías regionales. El funcionario pampeano, a su regreso, recibió algunas críticas, pero las estadísticas le terminaron de dar la razón. 

Señaló con particular acierto el economista y profesor de la UBA, Gustavo Perilli, hace poco tiempo cuando en una columna de su autoría publicada en un medio porteño, afirmó que en teoría económica, los procesos de “profecía autocumplida” son más comunes de los que se cree. Reafirmó el concepto sosteniendo también que después de haber estudiado conductas, condenas y rechazos sociales en el ámbito educativo, el sociólogo estadounidense William Thomas concluyó su minuciosa investigación que publicó con el título de The child in America: behavior problems and programs («El niño en América: problemas de comportamiento y programas». 
“Aunque su contribución pudo no haber sido original, su aporte no pasó inadvertido en la comunidad académica. El «Teorema de Thomas», cuyo enunciado sostiene que «si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias» (Thomas, 1923), obligó a repensar fenómenos sociales admitiendo que si los grupos estaban convencidos acerca del futuro desenvolvimiento de los acontecimientos, la situación ya estaba definida. «La profecía autocumplida» convertía escenarios probables en hechos ciertos. En economía, «la profecía autocumplida» es (y ha sido) más común de lo que se supone” suscribió.
El análisis demuestra que en julio de 2018, el ministro de la Producción de La Pampa estaba en lo cierto cuando pidió en soledad un inmediato “cambio de rumbo” en la política económica nacional, además de solicitar “mayor gestión” a los funcionarios del área productiva nacional. Fue durante el último Encuentro Federal de la Producción, presidido por el ministro de la Producción de la Nación, Dante Sica.
El funcionario habló en ese encuentro en representación de la Provincia de La Pampa, y fue el único que se atrevió a advertir ante el poder central de Gobierno y sus pares de provincias hermanas, que la situación socioeconómica no daba para más y que el resto del año 2018 sería extremadamente complejo, como ocurrió. Moralejo, en esa ronda había abogado por un “trabajo en conjunto” para hacer crecer a las PyMEs, generadoras de puestos de trabajo y consolidadoras de gran parte de la actividad económica nacional.
Quizás pensando en el “Teorema de Thomas”, el pampeano mostró su convencimiento de que la teoría de la “profecía autocumplida” convierte escenarios probables en hechos ciertos y también en la economía. Moralejo no resultó ser el único en acertar los pronósticos económicos, la norma no escrita más bien advierte sobre la inexistencia de hallar profesionales que hagan análisis certeros sobre la política económica, pero hay excepciones. Dicen que la mayoría de los economistas y entendidos en política económica son buenos para los diagnósticos pero casi nunca para los pronósticos. 
Es que en general saben lo que pasó, pero no lo que pasará. Por ejemplo, el exdirector del Banco Nación, Carlos Melconian, a mediados del 2018 lanzó una frase recordada por estos días, poco después de firmarse el acuerdo con el FMI: “El Fondo tiene menú hospitalario tradicionalmente. Es pechuguita con puré de calabaza”, y tuvo razón. El otro que acertó diagnósticos y pronósticos fue el dirigente industrial José Urtubey. El expresidente de la UIA fue uno de los primeros en alertar premonitoriamente, hace 2 años, que endeudarse sin un programa económico era muy peligroso. «Nos vamos a encontrar con una fuerte recesión, con una profundización en la caída de la actividad económica, va a haber más desempleo, va a haber más pobres, va a haber más indigentes, va a haber menos consumo. Y recién, si les sale bien, la inflación va a empezar a ceder en la segunda parte del año que viene», explicó Javier Milei, el mediático economista.

Un grito en soledad

 
En el Encuentro Federal, Sica anunció una serie de medidas para estimular el consumo de productos nacionales aunque ratificó que la gestión de Mauricio Macri no pensaba en tomar otro rumbo económico, aunque reconoció ante los representantes de las provincias la caída del poder adquisitivo del salario y, en consecuencia, un menor consumo; en definitiva, situaciones muy complejas para la industria nacional. “Fui el único ministro que pidió el cambio del rumbo económico. El resto planteó que hay dificultades, pero pidió soluciones coyunturales para que las empresas no corten la cadena de pagos. Yo planteé que dados los cambios a nivel internacional y a nivel interno seguramente había que cambiar el rumbo del plan económico porque hoy la situación es distinta a la de hace dos años atrás”, dijo el ministro a su regreso.

Pronósticos acertados
Las declaraciones del ministro pampeano, a su regreso, tuvieron una extensa repercusión y varias críticas, pero quizás pasaron inadvertidas la dimensión y el impacto que tendrían en el corto y mediano plazo. Las medidas que se tomaron para el segundo semestre no resultaron paliativos suficientes y, poco después, los indicadores negativos respecto a la actividad de la economía nacional resultaron contundentes.

Y lo que es peor, por citar otro frente, el Banco Mundial publicó recientemente un duro pronóstico para la economía global de 2019 y anticipa un panorama especialmente difícil para la Argentina. Según el informe “Perspectivas Económicas Mundiales” del organismo internacional, la economía del país cayó un 2,8% durante 2018. Y afirma que la crisis se extenderá este año, por lo que el PBI terminará 2019 con una nueva contracción, esta vez del 1,7%.

“El aumento del costo del endeudamiento y la persistente incertidumbre en materia de políticas influirán en las perspectivas de las economías de mercados emergentes y en desarrollo”, explica el Banco Mundial. Y puntualiza: “Se pronostica que Argentina se contraerá un 1,7 % a medida que la profunda consolidación de la situación fiscal produzca una pérdida de empleos y una reducción del consumo y la inversión. La experiencia de la Argentina en 2018 es un duro recordatorio de los riesgos de cambios repentinos y generalizados en el sentimiento inversor».

Lo descripto demuestra el análisis, la perspectiva y el criterio con que los funcionarios pampeanos analizan el acontecer nacional .Y en este caso puntual, permite ver  el acierto con que se dijeron aquellas palabras en un acto, que para el resto de los participantes, era meramente protocolar. El discurso del ministro ante sus pares y el poder central, absolutamente definitorio y premonitorio, son diariamente confirmados con los hechos y las estadísticas sobre niveles de productividad, alto endeudamiento, caida de ventas, desempleo, pérdida de poder adquisitivos pobreza, entre otras. Es realmente un ejemplo nacional saber interpretar la realidad del país sustentado en la experiencia, el estudio y el seguimiento de las distintas variables macroeconómicas.