El río revuelto y la unidad en la política pampeana

Por Norberto Asquini

Las internas afloran en año electoral, pero hay rumbo de unidad. Los casos Santa Isabel y Uriburu y el alerta que encendieron los intendentes. La alianza menos pensada en el PJ. Bullrich mediadora en el PRO.

La política pampeana parece estar en fase de río revuelto. A un lado y a otro de la polarización provinciana hay desajuste entre sus componentes, algo normal en las previas de un año electoral. Igualmente, las diferencias son más aparentes que profundas: finalmente por conveniencia o necesidad se irá confluyendo a la unidad y a las alianzas cuando apremien los tiempos electorales. Y si son insalvables, la interna de las PASO ubicará a cada espacio en su realidad.

El PJ del “todo adentro”

Igualmente hay diferencias en esas aguas revueltas. El PJ la tiene más fácil. Ya desde el vernismo como actor central se bajó la consigna de “todos adentro”. Con Carlos Verna conductor y Sergio Ziliotto gobernador, esa es la línea que se maneja para las listas electorales y los cargos partidarios. Que se haya deslizado cómo se integraría la boleta de la unidad aquietó a los sectores que quedaron al margen de la alianza entre vernismo y La Cámpora. Habrá lugares expectantes para Compromiso Peronista y para el marinismo, que agitaba la renovación de Norma Durango como senadora y ahora pasó a postular a Lichy Marín a diputada.

Pero si la unidad se teje arriba, hay algunos hechos que aunque aislados, hablan de las internas hacia abajo. En los pueblos, con el sello de los localismos más que por el empuje de lo provincial. Ocurrió en Santa Isabel donde el marinismo perdió su intendenta al ser destituida por el viceintendente. Se quiso comprometer al gobierno de Ziliotto en la resolución del conflicto, pero como se indicó en un análisis de estos días, la actual gestión provincial se mantuvo prescindente de las cuestiones institucionales locales.

La otra grieta se produjo en Uriburu, donde el concejal del Frente Peronista Barrial (sector aliado al marinismo en la provincia), se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante en un acuerdo con la oposición de Juntos por el Cambio. El FPB que reclamó por Santa Isabel, salió a retar públicamente a su representante, pero cuando los hechos estaban consumados.

Hay intendentas e intendentes que se mostraron alertas por lo ocurrido. Y llamados cruzados entre ellas y ellos. No quieren que se repliquen situaciones semejantes en sus localidades. Si bien Santa Isabel o Uriburu son casos muy específicos.

El PRO y la mediadora

En la oposición las grietas que más suenan son al interior de las dos principales fuerzas (UCR y PRO) que, hoy separados en lo institucional y político, confluirán en lo electoral en Juntos por el Cambio.

En el PRO se mantiene la división entre dos sectores, y que tienen como centro Santa Rosa. Uno que se referencia con el ex diputado Carlos Mac Allister y que tiene la mayoría de los cargos institucionales; y el otro de los ex diputados provinciales y que tienen la Asamblea. No hay acercamiento posible, y hasta la presidenta del PRO nacional, Patricia Bullrich, tuvo que intervenir para mediar hablando con ambos sectores para intentar apaciguar las aguas.

No se sabe quien representará al PRO en las negociaciones con los radicales. Ambos sectores tienen lanzados posibles nombres para dos listas de legisladores. Mientras tanto, en General Pico espera definiciones Martín Maquieyra, quien quiere repetir y es el número puesto para la boleta PRO. Pero la interna desatada no permite mayores definiciones. Maquieyra tiene buena relación con ambos sectores, pero por vínculo de confianza y estructura está más cerca del de Mac Allister.

UCR: los dos lanzados y el periférico

La UCR no está mucho mejor. Ya se van alineando los dos sectores internos, uno de Altolaguirre-Berhongaray (y posiblemente Marino) y el otro de Kroneberger-Torroba, que competirán con posibilidades para los cargos. Los primeros prorrogaron los mandatos del Comité Provincia en una decisión que hizo ruido en un año electoral. Igualmente, el peso de las definiciones lo tiene la Convención que ya fue convocada.

Están lanzados Daniel Kroneberger y “Poli” Altolaguirre como precandidatos a senador. No hay posible acuerdo entre dos sectores con profundas diferencias alimentadas desde hace tiempo. El peligro para la UCR es presentar dos, o más listas, y quedar divididas sus chances frente al PRO como ocurrió en 2017 de ir todos en Juntos por el Cambios. Y además, el PRO contando con referencias nacionales fuertes que harán campaña por sus referentes locales.

Por si esa división provincial no fuera suficiente, está el sector de las mujeres radicales que piden espacios y lugares. Y apariciones como la del ex senador Juan Carlos Passo, quien se había marchado del radicalismo tras una dura derrota en Pico y sobrevivió conchabado en distintos espacios de la mano de un puñado de votos hasta que se quedó sin enganche nacional.

Tras un derrotero que incluyó una junta vecinal, el GEN y un partido propio en alianza con el macrismo, decidió volver intempestivamente a la UCR. Representa un sector periférico y la dirigencia radical analiza que buscará aliarse a alguna de las líneas provinciales para intentar quedarse con un cargo de diputado.

Todavía faltan certezas, como cuándo se harán las PASO y si se hacen, lo que contribuye a darle más incertidumbre a las definiciones. Quedan igualmente más de dos largos meses para establecer alianzas, por lo que habrá varios capítulos más para seguir sumando giros y sacudidas a la política provincial.