Mauricio Macri lloró en su ceremonia del adiós y empezó el difícil camino del llano

El presidente saliente Mauricio Macri aseguró este sábado ante las miles de personas que se movilizaron a la Plaza de Mayo que el gobierno de Alberto Fernández “va a encontrar una oposición constructiva” y señaló que su fuerza política “está más comprometida que nunca” en su objetivo de “defender la república”.

Pasadas las 19, el líder de Juntos por el Cambio subió a una pequeña tarima que se montó en la Casa Rosada -mirando hacia el Cabildo- para agradecer el apoyo recibido en las elecciones de octubre y felicitar al equipo que lo acompañó durante los últimos años.

“Estos años fueron mucho más difíciles de lo que imaginé. Pero gracias al apoyo de ustedes logramos muchas cosas”, dijo Macri y reconoció que siente “tristeza” por no poder seguir trabajando en las “reformas que el país necesita”.

REUTERS/Agustin Marcarian

Desde 2007 que no vive la experiencia de estar fuera del poder y desde 2005 que no había perdido una elección. Se fue diciendo “hasta pronto”. En la Plaza de Mayo, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich fueron vistos como posibles sucesores de su legado político.

Hacía varios días que Mauricio Macri se estaba preparando para su despedida. Sabía que iba a llorar y que viviría ese momento como el final de una larga etapa de su vida, iniciada cuando decidió lanzarse a la arena política, a fines de la década del 90 o -más precisamente- en los dramáticos finales del 2001.

En el 2003 se candidateó para Jefe de Gobierno de la Ciudad, acompañado en la fórmula por Horacio Rodríguez Larreta, y perdió en la segunda vuelta electoral. En el 2005 ganó la elección legislativa, en el 2007 llegó finalmente como un gran triunfador al edificio de Bolívar 1, y desde entonces no paró de ganar cada vez que se presentó a elecciones. Hasta el 27 de octubre último, cuando no alcanzó el ballotage y quedó fuera de juego. ¿Por cuánto tiempo? La verdad es que no lo sabe.

 

Mucha gente lloró en la despedida. (Nicolás Stulberg)

Mucha gente lloró en la despedida. (Nicolás Stulberg)

La primera novedad para los que no lo conocen lo suficiente es que el Presidente saliente no deja la política y promete pelear el liderazgo de la oposición. Lo transmite ante cada persona con la que habla del futuro y es lo que dejó entrever en la cadena oficial que realizó el pasado jueves. También en lo que dijo hoy. “Más juntos que nunca, sin miedo, por la República, por el respeto a las leyes, por nuestros hijos y por nuestros nietos: hasta pronto, porque este recién comienza”. Inmediatamente después se emocionó hasta las lágrimas y aseguró: “Los amo con locura, gracias, gracias, gracias, gracias”.

 

Como despedida final, se lanzó sobre la gente que estaba tan emocionada como él. No fue al estilo de Néstor Kirchner cuando asumió la presidencia el 25 de mayo del 2003, cuando se golpeó la cara con un objeto contundente, tal vez una cámara de televisión. En este caso el baño de multitud se hizo de un modo cuidado, ya que tiene una vértebra lumbar desplazada, que lo obliga a permanentes infiltraciones para moderar el dolor. Con ayuda de alguien de su equipo, desde la tarima, se subió en los hombros de un conocido y recorrió una parte de la movilización para deleite de la gente que lo rodeaba, muchos de los cuales lloraban.

Actos masivos, cadena nacional, cepo cambiario. El Macri que se va es tan distinto al que llegó que es imposible saber cómo seguirá su propia historia política, si tendrá la cintura suficiente para tolerar ser uno más en una mesa amplia de decisiones y si, finalmente, logrará introducirse la política como una forma de vida, como esa práctica que los que la disfrutan no pueden abandonar jamás.

 

María Eugenia Vidal se asoma a la multitud reunida en la Plaza. (Gustavo Gavotti)

María Eugenia Vidal se asoma a la multitud reunida en la Plaza. (Gustavo Gavotti)

Qué pasará en Juntos por el Cambio es difícil saberlo. El acto de hoy fue netamente del PRO, aunque se vieron unas muy pocas banderas radicales y militantes de la Coalición Cívica, entre ellos la diputada Paula Olivetto. En cambio, se destacó desde muy temprano la JPro, con banderas amarillas y hasta bombos “peronistas” que animaron a la multitud hasta que se llenó la Plaza.

Además de Marcos Peña, Fernando De Andreis y Hernán Lombardi, en distintos rincones de la Plaza de Mayo Infobae pudo ver a Guillermo Dietrich, Jorge Grecco, Guido Sandleris, Iván Petrella, Gabriel Sánchez Zinny, Lidia Saya y Hernán Lacunza.

Pero las estrellas de la tarde, además de Miguel Angel Pichetto -que salió con él y Juliana Awada al balcón, después ingresó desde Balcarce 24 para subir a la tarima y que fue vitoreado al ritmo de “Pi-cheeeeee-to»-, fueron Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Ambos se acercaron a saludarlo antes de que saliera a dar su discurso de 10 minutos. Uno ganador en su distrito y otra perdedora, son la referencia más clara de un legado político dentro del partido que el martes deja el poder.

 

Y otros dos dirigentes más. Por un lado, Cristian Ritondo, recientemente designado como presidente del bloque PRO en la Cámara de Diputados, que vino caminando desde la 9 de julio por la avenida de Mayo sacándose selfies. Por el otro, Patricia Bullrich, futura presidenta del PRO nacional, que hizo el mismo trayecto pero tardó mucho más, rodeada de jóvenes que tenían una remera que decía “Patricia Sí. Falopa No” y gente que se acercaba para abrazarla y pedirle que esté atenta con lo que viene en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico.

Ninguno de ellos cuestionará el liderazgo de Macri, pero tampoco aceptarán que tome todas las decisiones como lo vino haciendo hasta ahora. Son las reglas del llano. Cuando perdés, no hay órdenes que valgan porque la horizontalidad se impone. Cualquier debate lo gana el que mejor argumenta o quien sabe construir una nueva trama de solidaridades.

 

Patricia Bullrich en la despedida de Macri

Patricia Bullrich en la despedida de Macri

No es algo para lo que el Presidente saliente esté preparado. De cómo procese este nueva etapa en su vida dependerá la representatividad del ese más de 40% que lo votó, tal vez no demasiado convencido en su liderazgo, pero sí en la necesidad de marcarle la cancha a posibles intentos autoritarios del Gobierno que viene.