Grupos animalistas aseguran que detrás de la exportación de carne de caballo hay «cuatrerismo, mafias y crueldad animal»

Una investigación realizada por organizaciones defensoras de los animales sostiene que existe el robo y la crueldad más extrema en una industria que exporta su producción a Europa.

Animales moribundos, heridos, sufriendo. Esas son algunas de las tristes y recurrentes imágenes que ocurrirían en los frigoríficos dedicados a la faena de caballos en Argentina y Uruguay, según una investigación realizada por las organizaciones Tierschutzbund Zürich (TSB) de Suiza y la Animal Welfare Foundation (AWF). El informe realizado por una coalición internacional de organizaciones defensoras de los derechos de los animales solicitan a Europa «el cierre de las importaciones de carne de caballo de estos países». Además, junto a otro reporte, denuncia que detrás del comercio de carne equina hay robos de caballos. 

El decreto menemista que autorizó la faena equina en Argentina. 

En octubre de 1998el presidente Carlos Menem autorizó mediante el Decreto 974/98 la cría, matanza y faena de equinos para comercializar su carne para consumo humano.

«La prohibición de faenar caballos (se había prohibido en la tercera presidencia de Juan Domingo Perón) constituye una traba para la expansión de la producción de la carne equina, cuya exportación ocupa el segundo lugar en importancia dentro del conjunto de las carnes», argumentaba el decreto.

 

Matadero de caballos en Argentina. (Voicot)

Matadero de caballos en Argentina. (Voicot)

Las cosas no resultaron como el mandatario pretendía: el rechazo social fue generalizado y las bandejas con carne de caballo no llegaron a los supermercados argentinos.

«Culturalmente, en Argentina no se consume carne de caballo porque se lo considera como un amigo más que un animal de consumo. Solamente se exporta su carne a Europa», resumieron desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SeNaSa), organismo sanitario encargado de la fiscalización y certificación de los productos y subproductos.

También dijeron a Infobae que en la provincia de Buenos Aires existen «cuatro o cinco frigoríficos de equinos», al tiempo que desconocen si hay o no lugares clandestinos de producción porque son otros los organismos a los que les compete.

Los detalles escalofriantes detrás de la producción de carne de caballo

«En Argentina y Uruguay, los caballos no se crían comercialmente para la producción de carne. Los caballos sacrificados en plantas aprobadas por la Unión Europea son antiguos caballos de montar, de trabajo o deportivos que ya no cumplen con sus propósitos debido a la vejez, enfermedad, lesión o porque no se desempeñan lo suficientemente bien», revela el escrito que acompaña la investigación de las ONGs que recibió en exclusiva Infobae.

 

Captura: el infierno de los caballos en mataderos de Argentina y Uruguay. (Gentileza: Fundación Franz Weber)

Captura: el infierno de los caballos en mataderos de Argentina y Uruguay. (Gentileza: Fundación Franz Weber)

A su vez, avisa que esos animales son considerados por sus productores como «descartes». «Los caballos que se comercializan para carne también se obtienen de las llamadas ‘granjas de sangre’ en las que les extraen sangre a yeguas preñadas para obtener una valiosa hormona de la fertilidad llamada PMSG (eCG)«, apuntan.

En la misma línea, denuncian que otros de esos animales «provienen de hipódromos, rodeos y polos. Otros son ‘descartes’ de cría criolla, principalmente reproducidos yeguas o caballos jóvenes que no cumplen ciertos criterios».

«Argentina no cuenta con ganadería destinada a la crianza de caballos usados para el consumo de su carne, ni existe mercado interno para su consumo. Sin embargo, el país encabeza el ranking de países exportadores de carne de caballo», aseguró a Infobae Alejandra García, directora del Santuario Equidad y representante en Argentina de la Fundación Franz Weber, parte del grupo investigador.

«Habría que ver de dónde provienen estos animales», agregó García y anticipó: «Comprobaríamos que no se tratan de animales viejos y heridos que sus desaprensivos dueños ‘descartan’ sino que, probablemente, muchos de ellos sean animales robados y vendidos a los frigoríficos. Nadie pide la trazabilidad de estos animales, y muchos han recibido medicamentos que no hacen apta su carne para el consumo humano».

 

Captura: el infierno de los caballos en mataderos de Argentina y Uruguay. (Gentileza: Fundación Franz Weber)

Captura: el infierno de los caballos en mataderos de Argentina y Uruguay. (Gentileza: Fundación Franz Weber)

Por su parte, el grupo Voicot (realizador de otra investigación) aseguró a este medio: «Nuestros principales compradores de carne de caballo son Bélgica, Francia y Rusia».

Sabrina Gurtner, de la AWF, asevera en un informe escrito que la investigación presentada «demuestra que los caballos aún son torturados sistemáticamente».

«Se mantienen al aire libre, desprotegidos de lluvia torrencial, escarcha permanente o calor abrasador» y que «no reciben atención veterinaria. Los potros a menudo mueren al nacer en los corrales de los mataderos», detalló la activista.

Asimismo, el informe realizado por las ONGs revela cómo los mataderos investigados se preparan antes de las auditorías: antes de las inspecciones por parte de la UE, el SGS o incluso la etiqueta de «vida respetuosa», las yeguas preñadas y los caballos heridos son retirados de las instalaciones del matadero.

La investigación en un matadero de caballos de Argentina

 
 

La conmoción sobre el uso de caballos para consumo humano se desató en octubre de 2017 luego de que dos ONG europeas revelaran el cruel negocio de la venta de sangre de yeguas a Francia que se realizaba en Argentina y Uruguay.

Entonces, también se relacionó esa actividad con el robo de animales, el cuatrerismo.

«El negocio deja mucho dinero, es casi secreto, es mafioso ya que nada en el mar de la ilegalidad: tiene actores como carreros, policías, acopiadores, veterinarios y claramente todo el personal que trabaja en los mataderos (que son pocos)», enfatizan desde Voicot.

 Según datos de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, en 1997 exportaron 32 mil toneladas de carne de caballo, principalmente a Holanda, Francia, Bélgica y Japón.

Al respecto, la periodista Soledad Barruti en su libro Malcomidos asegura:«El cuatrerismo en Buenos Aires funciona por redes distribuidas en zonas liberadas».

«Hay zonas más candentes que otras. Esos hombres, los cuatreros que roban los caballos, trabajan para los acopiadores, que son las personas que están autorizadas por la ley a proveerles los caballos a los frigoríficos», sostiene.

 

Restos de los caballos en un matadero clandestino. (Voicot)

Restos de los caballos en un matadero clandestino. (Voicot)

En ese sentido, señala que el negocio de la carne de caballos «está equilibrado con una dosis justa de legalidad que permite venderle carne equina al mundo». «Si yo tengo una tropilla de caballos y los quiero mandar al matadero no los puedo mandar directamente, se los tengo que vender a un acopiador que los tiene que tener cinco días en el campo«, señala Barruti.

 “En el futuro no puede haber mataderos de caballos ni de ningún otro animal sintiente. Pensemonos distinto y hagamos un mundo más justo para todos los seres que habitamos este planeta”, piden desde Voicot.

Al respecto, profundiza Voicot: «En el mundo se matan por segundo a más de 4.000 animales, sin considerar a los peces que se cuentan por toneladas. El 99% de esos animales son asesinados para alimentación: gallinas, cerdos, ovejas y también caballos. Aunque a la mayoría de los lectores les generaría asco comer caballos, somos el primer país exportador de su carne».

Fuente: Infobae